Si bien los problemas de salud mental no deberían ser un impedimento para la obtención y/o mantenimiento de un empleo, el 84% de los pacientes con trastornos mentales se encuentran desempleados a causa de los prejuicios sociales hacia el colectivo. Una situación, además, aún más acusada en el caso de la mujer. Así lo confirman los resultados del ‘Estudio de calidad de vida de las mujeres con problemas de salud mental y su acceso al empleo’, desarrollado por la Asociación Cántabra Pro Salud Mental (ASCASAM) con la financiación de Fundación ONCE.

Como alerta ASCASAM, “en el caso de las mujeres interseccionan, como mínimo, tres factores de discriminación: género, discapacidad y enfermedad, que las sitúan como colectivo especialmente vulnerable por el riesgo al rechazo, aislamiento y exclusión social, con un particular impacto negativo en su calidad de vida e inclusión laboral”.

Entre otros resultados, el estudio, puesto en marcha en 2021, muestra que el 87% de las mujeres con problemas de salud mental graves están en situación de baja laboral o desempleo. De hecho, únicamente un 11,6% de las mujeres con trastornos mentales de Cantabria cuenta con un empleo, frente al 64,6% de las mujeres sin discapacidad y el 37% de las mujeres con otras discapacidades.

Es más; en hasta el 32,6% de las pacientes con trastorno mental desempleadas, su experiencia laboral ha sido como trabajadoras autónomas o en negocios familiares, por lo general con contratos temporales o sin contrato y en empleos asociados tradicionalmente al rol femenino –entre otros, cuidado de otras personas, limpieza y turismo–. Todo ello a pesar de que han adquirido mayor formación que otras mujeres (con o sin discapacidad) y que la media de hombres con problemas de salud mental.

Así, indica la Asociación, “el empleo es un factor fundamental en la recuperación y normalización de las personas con problemas de salud mental. Por ello, con este estudio, se quiere visibilizar las dificultades añadidas que tienen estas mujeres para poder acceder al mercado laboral”.

Por su parte, el estudio también evidencia que las pacientes con trastornos mentales tienen peor calidad de vida. Unas mujeres que en muchos casos han sido víctimas de violencia o maltrato por parte de parejas o personas de convivencia (60,5% de los casos), que presentan dificultades para tener una vida autónoma, o que han tenido que asumir en muchas ocasiones el rol de cuidadora de algún familiar –el 25,6%, por un 7,3% de los varones con problemas de salud mental.

Para consultar los resultados del estudio pincha aquí.

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