Día Mundial Sin Tabaco

Objetivo: evitar que aumente el consumo de las ‘nuevas formas’ del tabaco entre los jóvenes

Publicado el por Somos Pacientes

El Ministerio de Sanidad se ha adelantado al Día Mundial Sin Tabaco (31 de mayo) con una jornada informativa que ha llevado como lema ‘Protegiendo a los más jóvenes’, en línea con la campaña de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El evento ha sido inaugurado por el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, que ha puesto sobre la mesa la necesidad de que las nuevas formas de ‘fumar’, como el vapeo, se equiparen legalmente con el tabaco tradicional. El objetivo: evitar este tipo de hábitos perniciosos desde edades tempranas.

Según ha asegurado en su discurso, a los adolescentes “les da asco” fumar un cigarrillo, pero no utilizar un vapeador o el tabaco calentado. “Es muy evidente que existe una sustitución industrial y comercial que se están convirtiendo en la puerta de entrada al consumo de los más jóvenes”.

Entre las soluciones propuestas están: utilizar empaquetados genéricos con imágenes que generen aversión también para este tipo de productos; lograr más espacios libres de humo; ayudar a salir del tabaquismo a los adolescentes que ya han empezado; limitar esas nuevas formas de tabaco; e implementar acciones y medidas de prevención.

Plan de prevención y control

Algo que se ha incluido en el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo. Estefanía García, subdirectora general de Promoción de la Salud y Prevención, ha sido la encargada de explicar sus líneas generales. También ha intervenido Susana Verdejo, jefa de la Unidad de Prevención y Control del Tabaquismo, que ha hecho un recorrido por las líneas de actuación en las que ya se están avanzando.

Entre ellos, la consulta pública previa a la reforma del Real Decreto 579/2017 por el que se regulan aspectos relativos a la fabricación, presentación y comercialización de estos productos. También la disponibilidad a partir del 1 de junio de nuevas alternativas farmacológicas financiadas por el Sistema Nacional de Salud para dejar de fumar.

Por otra parte, en los últimos meses se han incrementado la vigilancia y el control del cumplimiento de la normativa vigente, la coordinación con instituciones, sociedades científicas y entidades, la formación de profesionales sanitarios y las actuaciones asistenciales para la cesación tabáquica.

Banalización del vapeador

En relación a este tema, la secretaria de la junta directiva de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), Carmen Fidalgo, ha denunciado la poca importancia que se le da a que actualmente existan vapeadores enfocados al público infantil.

“No solamente los hay con forma de personajes conocidos de cómic o de dibujos animados, es que algunos están hechos de tal manera que se confunden con material escolar. Tienen forma de subrayadores, sacapuntas… no hace falta ser muy perspicaz para pensar que esto está hecho para atraer a los menores, desde edades tempranas, y también para que se camuflen a la vista de los educadores”.

Según ha explicado, se están dando ya charlas de enfermería escolar y pediatría en colegios con niños a partir de los ocho y nueve años porque “se pueden encontrar vapeadores en las mochilas” desde estas edades. Por eso, desde la AEPap se ha hecho un llamamiento para aumentar la percepción de riesgo de esta forma de consumo de tabaco tanto de los alumnos como de sus familias. Y se ha reclamado mayor control de las autoridades sanitarias para evitar productos dirigidos especialmente a menores de edad. 

De acuerdo con la última Encuesta ESTUDES de 2023, elaborada por el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad y presentada hace unos meses, el 54,6% de los escolares de 14 a 18 años ha consumido alguna vez cigarrillos electrónicos. Diez puntos porcentuales más desde 2021, y la mayor cifra registrada en la serie histórica. Esta encuesta subraya que “el riesgo percibido” del uso esporádico de cigarrillos electrónicos es el más bajo de todas las sustancias analizadas (alcohol, cannabis, cocaína, etc.), con un 38,8% de encuestados que señalan que es peligroso.