La poda sináptica es un proceso neurológico fundamental que ocurre en el cerebro, esencialmente durante las etapas de desarrollo como la infancia y la adolescencia. Durante este proceso, el cerebro elimina algunas sinapsis (conexiones entre neuronas) que se consideran innecesarias o redundantes, optimizando así las funciones cerebrales y el desarrollo del sistema nervioso.
Durante los primeros años de vida se forman muchísimas sinapsis, hasta cinco veces más de las necesarias. Este exceso se va eliminando con el desarrollo cerebral, alcanzando su punto culminante en la adolescencia. A este proceso se le denomina ‘poda sináptica’ o ‘poda neuronal’, y su propósito es eliminar estructuras neuronales innecesarias para aumentar la superficie necesaria para la recepción de neurotransmisores que facilitan la interconexión cerebral.
La poda sináptica ocurre principalmente en dos fases: la primera, entre el año y medio y los dos años de vida, permite el desarrollo de funciones básicas como la marcha y el lenguaje. La segunda, entre los 11 y los 12 años, se inicia en la región occipital y se expande hacia el lóbulo prefrontal hasta los 25 años, facilitando el desarrollo de funciones cognitivas como el autocontrol y la planificación.
El sueño, especialmente el REM, juega un papel crucial en este desarrollo, fortaleciendo el circuito neuronal y mejorando el comportamiento tras el aprendizaje. Es en esta fase cuando el cerebro se reduce para una mayor interconectividad que facilite la memoria y atención, de ahí la importancia de un sueño regulado, sobre todo en la infancia y la adolescencia.
Impacto de las experiencias y el entorno
El proceso de poda sináptica está influenciado por las experiencias y el entorno del individuo: las conexiones más utilizadas se fortalecen, mientras que las menos utilizadas se eliminan. Por otra parte, las alteraciones en este proceso pueden estar asociadas con diversos trastornos neurológicos y psiquiátricos. Por ejemplo, un trastorno fetal o en edades críticas puede alterar la evolución normal del cerebro, facilitando la aparición de condiciones como el autismo o la esquizofrenia.
La identificación de qué sinapsis deben ser podadas y cuáles deben ser mantenidas es un proceso complejo y se basa en varios factores, principalmente en la actividad neuronal y en la señalización molecular. Podemos utilizar instrumentos tales como la resonancia magnética cerebral funcional, la cartografía cerebral del electroencefalograma o del magnetoencefalograma, que nos muestran las respuestas cerebrales a distintos estímulos apreciando zonas hipervoltadas, es decir, zonas donde persisten excesivas neuronas por insuficiente poda.
Una poda sináptica anormal, ya sea excesiva o insuficiente, puede tener serias consecuencias en el desarrollo del cerebro y puede estar asociada con varios trastornos del neurodesarrollo y condiciones psiquiátricas. Existen tres trastornos del neurodesarrollo donde una alteración de la poda genera un cuadro clínico severo; la esquizofrenia, el autismo y el TDAH. Sus efectos son importantes, ya que alteran la capacidad de relación social.
En los autistas idiopáticos (sin causa conocida) la poda sináptica se produce con menor intensidad debido a que tienen una mayor cantidad de sinapsis en la capa V de la corteza del lóbulo temporal. La poda sináptica en el periodo de la adolescencia puede tener una actividad excesiva a nivel córtico-cortical en las áreas prefrontales y temporales con una disminución de materia gris, originando la esquizofrenia. Por otro lado, se ha observado que factores de riesgo de la esquizofrenia como el factor inmunológico y el estrés pueden originar la pérdida de sinapsis, planteándonos que esta enfermedad puede tener múltiples causas.
Diana terapéutica en alzhéimer
La poda sináptica podría ser una diana terapéutica para tratar o prevenir enfermedades como el alzhéimer a través de la reconstrucción de sinapsis, elaborando un gráfico sobre la evolución de la plasticidad neuronal a lo largo de la vida, cuya imagen permitiría un pronóstico ante diversas agresiones tales como el estrés. Si se conoce el punto crítico de la poda y la acción sobre él, cualquier agresión
se podría tratar en el momento oportuno.
Recientes investigaciones han arrojado luz sobre los mecanismos celulares y moleculares que regulan la poda sináptica. Un estudio de la Universidad de Kyushu (Japón) reveló cómo el glutamato, un neurotransmisor estimulante, juega un papel crucial en la eliminación de sinapsis débiles. Estos avances no sólo mejoran nuestra comprensión del desarrollo cerebral normal, sino que también abren nuevas vías para el tratamiento de diversas enfermedades neuropsiquiátricas y neurodegenerativas.
Para apoyar un desarrollo cerebral saludable y optimizar la poda sináptica se recomiendan diversas prácticas, como la estimulación cognitiva, la interacción social, el manejo del estrés, un sueño adecuado, actividad física regular, evitar sustancias nocivas, realizar chequeos médicos regulares y mantener una buena nutrición e hidratación.
En definitiva, la poda sináptica es un proceso esencial que optimiza las conexiones cerebrales, facilitando el aprendizaje y el desarrollo cognitivo y emocional. Comprender y apoyar este proceso puede tener implicaciones significativas para la salud neuropsicológica y el tratamiento de diversas condiciones.