El trabajo de un médico no empieza ni termina en una consulta. El doctor Javier Ortega Ríos lo sabe bien. Acompañó en su reto del Camino de Santiago por la ruta portuguesa, a un nutrido grupo de personas con diabetes. Además, lo disfrutó y sabe que en 2019 el camino le espera “por supuesto que lo voy a repetir; y además he conseguido comprometer a más médicos de familia que aportarán su experiencia y profesionalidad, junto con las magníficas educadoras que han formado parte del proyecto este año”.
La experiencia forma parte de una serie de iniciativas promovidas por la Fundación para la Diabetes, que
tiene como objetivo sensibilizar a todas las personas sobre la importancia que tiene la práctica de actividad física, tanto para prevenir la diabetes tipo 2 como para tener un mejor control de la misma en las personas que ya la padecen y evitar las complicaciones derivadas en los casos tipo 1 y tipo 2. Al mismo tiempo, con esta actividad se quiere mostrar que la diabetes no es una restricción en la hora de practicar ejercicio y que con un control adecuado se puede superar cualquier desafío.Javier Ortega ha guiado a un grupo de personas con diabetes, no solo en el propio camino, sino durante las sesiones de ejercicio: “la preparación supuso un programa de entrenamiento en los tres meses previos, en concreto durante 12 semanas, con salidas para caminar durante al menos tres días por semana, realizando caminatas en común por parte de las distintas Asociaciones durante los fines de semana”. Todo ello fue la previa al reto “Camino de Santiago 2018”, organizado por la Fundación para la Diabetes.
El doctor Ortega define su experiencia como “muy positiva, al poder ayudar a este colectivo de pacientes que asumieron un reto muy importante en sus vidas, conociendo el enorme esfuerzo que debían realizar”.
«Caminar: un compromiso»
Esta aventura con personas mayores venía precedida, en su caso, por otras similares con niños con diabetes en colonias de integración diabetológica de verano: “asumí el compromiso del Camino de Santiago con la misma ilusión y máxima dedicación”. Y el resultado de este reto vuelve a ser enriquecedor: “esta experiencia ha supuesto una carga emocional muy positiva en mi vida profesional y también en lo personal”.
«No camines delante de mí, quizás no pueda seguirte.
No camines detrás de mí, puede que yo no conozca el camino. Camina a mi lado y sé mi amigo»
José María Peral Disdier es una de las personas con diabetes que hicieron el Camino al lado de Javier Ortega. Y el resultado es el convencimiento de que él es alguien imparable: “sin duda, desde el punto de vista físico, he sentido más tonificados los músculos, una mayor agilidad física y también, un mejor descanso”.
José María siguió los consejos de Javier Ortega: utilizar ropa y calzado adecuados, examinar los pies antes y después del ejercicio, ingerir los hidratos de carbono necesarios, asegurar una adecuada hidratación o pedir consejo médico si existen complicaciones o descompensaciones metabólicas que pudieran contraindicar el ejercicio intenso. Todo ello dirigido a conseguir los máximos beneficios con los mínimos riesgos.
Esta edición del “Reto Camina por la diabetes 2018” también ha servido a Serafín Murillo, investigador en la Unidad de Diabetes y Ejercicio del CIBERDEM del Hospital Clínic de Barcelona, para demostrar que la actividad física es una gran aliada de las personas con diabetes.
A esta conclusión le llevó su estudio “Caminos saludables como herramienta para incrementar los niveles de actividad física y la mejora de la calidad de vida en individuos con diabetes tipo 2”.
Según Murillo, “esta ruta histórica ha servido para conseguir que un grupo de más de 200 personas con diabetes puedan mejorar su peso, sus niveles de glucosa y su bienestar general, gracias al simple hecho de caminar a diario, llevando a cabo varias etapas de las rutas portuguesa y navarra del Camino”.
“Un programa de ejercicio físico basado en caminar como preparación para un reto deportivo -en este caso el Camino de Santiago-, supone una herramienta para aumentar el tiempo dedicado a alguna actividad física, reduciendo el sedentarismo y mejorando la calidad de vida de individuos con diabetes tipo 2”
El objetivo de este estudio, en último término es “visibilizar las ventajas de la actividad física, ayudando a reducir el sedentarismo, al combinar la investigación con la promoción de hábitos saludables”. Porque como él mismo afirma: “la actividad física habitual es una de las mejores prácticas para las personas con diabetes, siempre adaptándola a la edad y condición física de cada cual. Sin embargo, desafortunadamente la práctica de actividad física entre las personas con diabetes no es ni mucho menos la adecuada. Los datos del estudio di@bet.es publicados en 2016, nos indican que casi un 45% de la población española con diabetes mantiene un estilo de vida sedentario. Esta cifra es 10 puntos superior con respecto a las personas sin diabetes”.
«Una experiencia enriquecedora»
Para la realización de este trabajo, durante los meses de enero y febrero de 2018 se incluyeron en el estudio personas con diabetes tipo 2 que fueran sedentarias y con capacidad física adecuada para participar en un programa de ejercicio de 16 semanas, basado esencialmente en caminar.
Tras una evaluación inicial (control glucémico, hábitos de actividad física…), los voluntarios siguieron un programa de ejercicio de 16 semanas, en el que se programaron de 3 a 6 caminatas semanales, con diferentes ritmos y duración, para conseguir la mejor preparación de cara a realizar el camino de forma saludable, segura y placentera.
Al finalizar este periodo, se volvieron a realizar las pruebas iniciales, estudiando los cambios ocurridos durante el programa de entrenamiento.
Después del programa de ejercicio se ha encontrado una pequeña reducción del peso corporal (de 0,7kg), una disminución del colesterol LDL o colesterol malo (de 9,2mg/dl), y una mejora de la calidad de vida.
Y se vuelve a repetir la experiencia de José María Peral: los voluntarios han aumentado el tiempo destinado a caminar en unos 45,6 minutos diarios. Además, también redujeron el tiempo que permanecían sentados, en unos 56,3 minutos diarios.
Quizá lo más importante sea haber demostrado que la diabetes, bien controlada, no es un obstáculo, sino un acicate que sirve para ganarle la batalla a la diabetes y esta práctica debe llevarse a cabo durante todo el año.
Para José María Peral ha sido una gran experiencia ya que “aprendes a conocer más y mejor la diabetes, compartiendo experiencias vitales con otras personas”. Físicamente también lo ha notado: “he combatido el estrés y he incorporado el ejercicio en mi día a día”.