Investigadores del Centro de Investigación Científica Avanzada del Centro de Posgrado de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY ASRC) han identificado un mecanismo celular crítico que conecta el estrés en el cerebro con el avance de la enfermedad de Alzheimer. Este descubrimiento, publicado en la revista científica Neuron, arroja luz sobre el papel fundamental de la microglia, las células inmunitarias del cerebro, en la progresión de esta devastadora enfermedad.
La microglia, a menudo denominada la «primera línea de defensa» del cerebro, se ha identificado como un factor clave en el desarrollo del Alzheimer. Según Pinar Ayata, investigadora principal del estudio y profesora del ASRC de CUNY, estas células tienen un papel dual: algunas protegen la salud cerebral mientras que otras fomentan la neurodegeneración. La investigación ha buscado diferenciar entre estas dos facetas de la microglia y encontrar formas de neutralizar las más dañinas.
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“Nos propusimos averiguar qué son las microglias perjudiciales en la enfermedad de Alzheimer y cómo podemos atacarlas terapéuticamente”, explica Ayata. El equipo identificó un nuevo fenotipo de microglia neurodegenerativa relacionado con la activación de la vía de respuesta integrada al estrés (ISR). Esta vía provoca que las microglias liberen lípidos tóxicos que dañan tanto a las neuronas como a las células progenitoras de oligodendrocitos, afectando gravemente el funcionamiento cerebral.
Modelos preclínicos
Los investigadores descubrieron que el bloqueo de la vía ISR o de la síntesis de lípidos tóxicos revierte los síntomas del Alzheimer en modelos animales. Utilizando microscopía electrónica, encontraron un aumento significativo de microglias asociadas con el estrés en cerebros post mortem de pacientes con Alzheimer. Estas microglias, denominadas «microglias oscuras», estaban presentes en niveles que duplicaban los observados en personas sanas de edad avanzada.
Además, en experimentos con ratones, inhibir la activación de ISR o la producción de lípidos tóxicos protegió contra la pérdida de sinapsis, un marcador temprano y crucial del Alzheimer, y redujo la acumulación de proteínas tau, otro signo distintivo de la enfermedad.
Implicaciones
Los hallazgos de este estudio ofrecen una esperanza tangible para el desarrollo de medicamentos que se enfoquen en las microglias dañinas o en sus vías de estrés. Anna Flury, coautora del estudio y estudiante de doctorado, subrayó el potencial de estas intervenciones: “Abordar esta vía puede abrir nuevas estrategias de tratamiento, ya sea deteniendo la producción de lípidos tóxicos o previniendo la activación de fenotipos microgliales dañinos”.
Leen Aljayousi, otro miembro del equipo y también estudiante de doctorado, destacó la relevancia de estos resultados: “Estos tratamientos podrían ralentizar significativamente o incluso revertir la progresión de la enfermedad de Alzheimer, ofreciendo esperanza a millones de pacientes y sus familias”.