Investigadores de la Universidad de Pittsburgh han desarrollado una prueba de hisopado nasal que permite diagnosticar con precisión el subtipo o endotipo de asma en niños. Este avance, publicado en la revista JAMA, ofrece una alternativa no invasiva que promete transformar la manera en que los médicos tratan esta enfermedad crónica, especialmente en las comunidades más vulnerables.
El asma afecta de manera desproporcionada a niños de ascendencia puertorriqueña y afroamericana, entre los que se encuentran las tasas más altas de mortalidad en comparación con otros grupos étnicos. Ante este panorama, el desarrollo de herramientas de diagnóstico más precisas y accesibles cobra una importancia vital.
El líder del estudio, Juan Celedón, profesor de pediatría en la Universidad de Pittsburgh y jefe de medicina pulmonar en el UPMC Children’s Hospital, explica que el asma no es una enfermedad homogénea, sino que se divide en diferentes endotipos impulsados por diversos procesos inmunológicos. Estos endotipos no solo responden de manera distinta a los tratamientos, sino que también son difíciles de identificar con las técnicas tradicionales.
El papel de los endotipos
El asma se clasifica generalmente en dos grandes categorías, conocidas como T2-alto y T2-bajo, dependiendo de la inflamación causada por las células T helper 2. Sin embargo, investigaciones recientes han identificado subtipos adicionales dentro del T2-bajo: el T17-alto, caracterizado por una inflamación predominante de las células T helper 17, y el bajo-bajo, con niveles bajos de ambas inflamaciones.
Hasta ahora, diagnosticar estos endotipos requería procedimientos invasivos, como la broncoscopia bajo anestesia general, un método que no es factible en niños con síntomas leves. Las alternativas existentes, basadas en análisis sanguíneos, marcadores inmunitarios y función pulmonar, ofrecen resultados limitados y no permiten diferenciar entre los subtipos T17.
El equipo de Celedón abordó este vacío diagnóstico desarrollando una prueba basada en hisopos nasales. Analizando la expresión de ocho genes clave asociados con los endotipos T2 y T17, pudieron identificar con precisión el subtipo de asma en 459 niños participantes de tres estudios independientes.
Resultados prometedores
Los resultados fueron reveladores: entre el 23 % y el 29 % de los participantes tenían asma T2-alto, entre el 35 % y el 47 % presentaban T17-alto, y entre el 30 % y el 38 % fueron clasificados como bajo-bajo. Este nivel de detalle abre nuevas posibilidades de medicina personalizada en el tratamiento de la enfermedad.
Mientras que el asma grave T2-alto ya cuenta con tratamientos biológicos avanzados que atacan directamente las células inmunitarias responsables, no existen medicamentos específicos para los subtipos T17-alto y bajo-bajo. Según Celedón, esta prueba innovadora puede ser un catalizador para el desarrollo de nuevas terapias dirigidas a estos subtipos menos estudiados.
Un enfoque hacia la equidad en salud
Además de su relevancia científica, esta investigación tiene implicaciones profundas para la equidad en salud. Las comunidades minoritarias, que enfrentan las mayores tasas de asma y peores resultados de salud, podrían beneficiarse enormemente de estos avances. Un diagnóstico más preciso permitiría tratamientos más efectivos y personalizados, reduciendo las desigualdades existentes. «El objetivo final es ofrecer mejores opciones terapéuticas para todos los pacientes, independientemente de su origen étnico o nivel socioeconómico», subraya Celedón.
Si bien los resultados son prometedores, los investigadores destacan que aún se necesitan más estudios para validar esta técnica y ampliar su aplicación clínica. No obstante, este descubrimiento marca un paso significativo hacia la medicina personalizada en el tratamiento del asma infantil, un campo donde las necesidades no satisfechas son evidentes.