Aunque a menudo se percibe como un hábito menos nocivo que fumar, cada vez está más demostrado que vapear es un hábito perjudicial para la salud, y dejarlo ya se ha convertido en uno de los propósitos de año nuevo de muchas personas. Para lograrlo, debemos abordar este reto con determinación, como asegura Antoni Baena, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Éste explica que los cigarrillos electrónicos contienen nicotina, una sustancia altamente adictiva, así como aditivos y componentes como el propilenglicol y el glicerol, que al calentarse generan compuestos tóxicos y cancerígenos como formaldehídos, acetaldehídos y acroleínas. Estas sustancias no sólo afectan a quienes inhalan directamente el vapor, sino también a las personas expuestas de manera pasiva.
El problema es que, al tratarse de un fenómeno reciente, no existen estudios a largo plazo que evalúen con precisión sus efectos, y en consecuencia la sensación de perjuicio en la salud es mucho menor. Un ejemplo de ello es el aumento de su uso entre jóvenes. Según datos citados por el experto, más del 54 % de los adolescentes españoles de entre 14 y 18 años han probado el vapeo, una cifra que se ha incrementado significativamente desde 2014.
Entre los adultos, el uso diario es del 2,4%, con más de la mitad de ellos combinando el vapeo con el consumo de tabaco tradicional. Este patrón, conocido como consumo dual, agrava el problema del tabaquismo, que sigue siendo la principal causa evitable de muerte en los países desarrollados. Lejos de ayudar a dejar de fumar, el vapeo suele actuar como una puerta de entrada al tabaquismo tradicional, especialmente en la población más joven.
Abandonar el vapeo
Baena señala que abandonar el vapeo no es un proceso sencillo, pero es posible lograrlo con un enfoque adecuado y el apoyo necesario. La clave está en adoptar métodos basados en evidencia científica. El primer paso es tener clara la motivación para dejarlo, ya sea mejorar la salud, evitar una adicción o proteger a los seres queridos de los efectos del vapeo pasivo.
A partir de ahí, es esencial fijar una fecha concreta para comenzar y deshacerse de todos los dispositivos y líquidos relacionados con el vapeo. Identificar los momentos, emociones y situaciones que desencadenan la necesidad de vapear también es fundamental, así como evitarlos inicialmente hasta tenerlos bajo control.
Otro punto importante es buscar apoyo profesional y personal, ya que puede marcar la diferencia en el proceso. Los tratamientos de primera línea, como terapias farmacológicas o psicológicas, recomendados por profesionales de la salud, son herramientas valiosas para superar la dependencia. Además, romper con las rutinas asociadas al vapeo y mantenerse ocupado con nuevas actividades ayuda a reducir las tentaciones.
Puede ayudar la práctica de ejercicio físico, que va a favorecer el bienestar general y ayudará a percibir rápidamente los beneficios que conlleva abandonar este mal hábito. Por último, es importante reconocer y celebrar los avances logrados, ya que esto refuerza la motivación para seguir adelante.
Motivación
Los motivos para dejar de vapear son numerosos y contundentes. El especialista de UOC destaca cinco razones principales que deberían impulsar a quienes vapean a abandonar este hábito. La primera es el impacto directo y negativo que tiene sobre la salud, incluso en el corto plazo. La segunda es la adicción que generan muchos líquidos de vapeo, que a menudo contienen nicotina, incluso cuando no se declara en sus etiquetas debido a la falta de regulación estricta.
La tercera es la incertidumbre sobre los efectos a largo plazo del vapeo, un riesgo que se puede evitar abandonándolo cuanto antes. En cuarto lugar, el impacto ambiental de los cigarrillos electrónicos, especialmente los desechables, es cada vez mayor, lo que ha llevado a varios países a prohibirlos. Por último, y no menos importante, el vapeo no ayuda a dejar de fumar, sino que fomenta el consumo dual, dificultando aún más el abandono del tabaquismo.
Como señala Baena, cuanto antes se abandone este hábito, mejores serán los resultados para la salud y el bienestar de quienes lo dejan, y también para quienes los rodean. Con un enfoque adecuado y determinación, 2025 puede ser el año en el que muchas personas logren librarse del vapeo y den un paso importante hacia una vida más saludable.