Un equipo de investigadores de Rutgers Health, en Estados Unidos, ha desarrollado un vaso sanguíneo mediante bioingeniería que promete revolucionar el tratamiento de lesiones vasculares graves. Este avance, que ha sido aprobado recientemente por la FDA, ofrece una alternativa superior a los injertos sintéticos, especialmente en pacientes que no pueden utilizar sus propias venas para reparaciones vasculares.
El nuevo vaso sanguíneo, cultivado en laboratorio a partir de células humanas, representa un avance significativo en la medicina regenerativa. Las células se tratan previamente para evitar el rechazo inmunológico y, tras su implantación, son las propias células del paciente las que gradualmente pueblan el vaso, convirtiéndolo en un tejido vivo. Esta integración es clave para su resistencia a infecciones y mejora en la conservación de extremidades, superando ampliamente los resultados obtenidos con injertos sintéticos.
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«Estos vasos ofrecen una nueva opción para reparar lesiones traumáticas y atender a pacientes que carecen de buenas alternativas estándar», señaló Michael Curi, jefe de cirugía vascular en Rutgers, quien ha destacado los beneficios del estudio publicado en JAMA Surgery. A diferencia de los injertos tradicionales, los vasos bioingenierizados muestran un 91,5% de permeabilidad tras 30 días, frente al 78,9% de los materiales sintéticos. Además, la necesidad de amputación se redujo significativamente, pasando del 24,3% al 4,5%.
Beneficios en condiciones de combate
El ensayo clínico, en su fase II, incluyó 67 pacientes divididos entre civiles de Estados Unidos e Israel y militares ucranianos. Los resultados en escenarios de combate fueron particularmente alentadores, ya que ninguno de los militares requirió amputación a pesar de la gravedad de sus heridas y las complicadas condiciones del entorno.
Según los investigadores, la posibilidad de disponer de un vaso listo para uso inmediato podría marcar una diferencia crucial en situaciones de emergencia, reduciendo el tiempo sin flujo sanguíneo, un factor crítico en la preservación de extremidades. «La capacidad de usar un reemplazo arterial directamente desde una caja, en lugar de extraerlo de las piernas del paciente, ahorra tiempo valioso, especialmente en casos de traumatismos graves», explicó Curi.
Aplicaciones futuras
Aunque este avance se centra principalmente en lesiones traumáticas, los investigadores han subrayado su potencial en otros campos médicos. Los vasos bioingenierizados podrían beneficiar a pacientes de diálisis o aquellos que necesitan reconstrucciones arteriales en diferentes contextos. Además, su capacidad para integrarse en el tejido del paciente y resistir infecciones plantea un cambio en los estándares de cuidado médico.
En el mundo se realizan más de un millón de amputaciones de extremidades anuales, y un buen número de estos casos está relacionado con lesiones vasculares. La adopción generalizada de estos vasos podría reducir significativamente esta cifra, mejorando la calidad de vida de miles de pacientes. No obstante, los científicos advierten de que aún se necesitan investigaciones más amplias, como ensayos comparativos con injertos sintéticos, para determinar el alcance de esta innovadora técnica.