El tratamiento oncológico, ya sea cirugía, quimioterapia, radioterapia o terapias dirigidas, puede afectar de manera adversa la piel, las mucosas y las uñas. Sequedad, irritación, hipersensibilidad e incluso lesiones más severas forman parte de los efectos secundarios que generan incomodidad física, y que también pueden afectar el bienestar emocional del paciente.
En este contexto, mantener una rutina de cuidados adecuada contribuye a mitigar estos efectos y favorece la adherencia al tratamiento, lo que resulta crucial para su eficacia. “El cuidado de la piel no es un tema menor. Sentirse cómodo con la propia imagen y minimizar las molestias físicas ayuda a afrontar mejor el proceso oncológico”, explica Mar Santamaria, responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma by DocMorris y experta en dermofarmacia oncológica.
Santamaría ha compartido cinco recomendaciones que ayudan a proteger la piel mientras se llevan a cabo estas terapias contra el cáncer, con el objetivo de que impacten lo menos posible en la calidad de vida de los pacientes.
Cinco consejos
Para empezar, es fundamental utilizar limpiadores de tipo syndet (sin jabón), que resultan menos agresivos y ayudan a mantener la barrera cutánea intacta. Estos productos deben ser emolientes, con ingredientes nutritivos que refuercen la función barrera de la piel y de alta tolerancia para minimizar el riesgo de irritación. Se recomienda evitar el agua muy caliente y el uso de esponjas o toallas que puedan frotar la piel en exceso.
En segundo lugar, la hidratación diaria es clave para mantener la piel flexible y prevenir la sequedad extrema. Se recomienda el uso de lociones, cremas o bálsamos con fórmulas minimalistas e hipoalergénicas, que contengan ingredientes calmantes y regeneradores. En casos de mayor sequedad, los bálsamos aportan un extra de nutrición.
No se debe olvidar utilizar una protección solar rigurosa: la piel de los pacientes oncológicos es más sensible a la radiación ultravioleta, lo que aumenta el riesgo de reacciones cutáneas e hiperpigmentaciones. Se debe evitar la exposición solar directa y utilizar fotoprotectores con un factor de protección muy alto (FPS 50+), además de complementos físicos como sombreros o ropa de manga larga.
En cuarto lugar, hay que cuidar de las mucosas. Y es que la quimioterapia y la radioterapia tienden a provocar sequedad e irritación. Es fundamental mantener una buena higiene bucal, realizar revisiones odontológicas periódicas y utilizar colutorios o productos humectantes específicos para aliviar la sequedad en la boca. En el caso de la mucosa vulvar y vaginal, se recomienda el uso de cremas con propiedades calmantes e hidratantes.
Por último, se deben mantener hábitos saludables y una hidratación interna óptima. Beber suficiente agua y evitar sustancias irritantes como el tabaco y el alcohol contribuye a mantener la piel y las mucosas en mejores condiciones. Además, una alimentación equilibrada favorece la regeneración de los tejidos y el bienestar general.
Consideraciones específicas
Además de estos cuidados generales, hay recomendaciones específicas para ciertos tratamientos. En el caso del postoperatorio, es importante aplicar productos hidratantes sólo cuando la herida esté completamente cicatrizada y proteger la zona del sol. Para los pacientes que reciben radioterapia, se sugiere hidratar la piel dos veces al día y evitar el uso de cosméticos en la zona tratada al menos cuatro horas antes de la sesión, ya que algunos productos pueden interferir en la eficacia del tratamiento.
![cuidado de las uñas tras tratamiento oncológico](https://www.somospacientes.com/wp-content/uploads/2021/04/manos-solidaridad.jpg)
Respecto al cuidado de las uñas, que también pueden verse afectadas, se recomienda mantenerlas cortas, protegidas y bien hidratadas, evitando manicuras agresivas y el uso de esmaltes que contengan formaldehído.
Lógicamente, es fundamental recordar que cada caso es único. Por ello, cualquier duda o problema relacionado con la piel debe ser consultado con el oncólogo o con profesionales de la salud especializados en dermofarmacia oncológica. Su orientación permitirá adaptar los cuidados a las necesidades específicas de cada paciente y garantizar un manejo seguro y eficaz de los efectos secundarios.