Cuando hablamos de cáncer es habitual que se presenten diversas aproximaciones a su diagnóstico y tratamiento. Una de las más relevantes pero, quizás, no tan frecuentes, hace referencia al modo en que la nutrición puede contribuir tanto a la prevención como al cuidado de los pacientes diagnosticados.

La primera pregunta que surge al respecto es si se puede reducir el riesgo de padecer cáncer a través de la alimentación. En este caso, conviene tener en cuenta que siempre nos referimos a factores de riesgo y es cierto que, en términos generales, una alimentación saludable y rica en frutas, verduras, legumbres y alimentos bajos en grasas saturadas puede contribuir a mejorar el sistema inmunológico y proteger frente a posibles daños celulares. Del mismo modo, reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, grasas trans y alcohol contribuye a descender los niveles de riesgo.

Respecto a las recomendaciones nutricionales para pacientes oncológicos, como en cualquier otra enfermedad, no podemos hablar en términos generales ya que existen variaciones muy importantes según el tipo de cáncer, el tratamiento que se esté recibiendo y las características de cada persona. Por ello, contar con unas pautas de nutrición personalizada es fundamental.

Resultados favorables

Lo que sí es evidente es que la nutrición resulta un componente esencial para los pacientes oncológicos ya que contribuye a mantener la salud y la calidad de vida durante y después del tratamiento. De acuerdo con un estudio piloto realizado en 2022 por el Hospital Universitario del Vinalopó en colaboración con Nootric en pacientes oncohematológicos, se ha comprobado que un adecuado seguimiento nutricional contribuye a una relación costo-efectividad favorable. Además, permite detectar de manera temprana problemas asociados, anticiparse a complicaciones, reducir la carga del cuidador (cuando sea necesario) y, en última instancia, mejorar de manera significativa la calidad de vida del paciente.

Como es sabido, en muchos casos los tratamientos resultan largos y extenuantes, y pueden generar efectos secundarios como náuseas, vómitos, la pérdida de apetito, cambios de peso, mucositis, boca seca y dolores en diversas partes del aparato digestivo. Por ello, es fundamental contar con un programa nutricional que esté diseñado para proporcionar todos los nutrientes necesarios para combatir la enfermedad, que favorezca la recuperación y, al tiempo, responda a las circunstancias personales de cada paciente. De esta forma, se puede mejorar la tolerancia al tratamiento y aliviar los efectos secundarios más comunes.

Bienestar emocional

Por otra parte, es importante recordar que la nutrición no solo tiene un impacto físico en los pacientes oncológicos, sino también en su bienestar emocional. En muchos casos, los pacientes pueden experimentar ansiedad, estrés o depresión debido al diagnóstico y el tratamiento, lo que puede afectar su apetito y su capacidad para mantener una ingesta adecuada de alimentos.

Bienestar y nutrición en cáncer

Un plan nutricional bien diseñado, además de ayudar a mejorar el estado físico, también puede convertirse en un factor de apoyo emocional al proporcionar alimentos que les ayuden a sentirse mejor y más fuertes, contribuyendo a un sentido de control sobre su salud en un momento tan desafiante. Además, el apoyo nutricional personalizado fomenta una relación de confianza con los profesionales de la salud, lo que refuerza la motivación para continuar con el tratamiento.

Estos planes nutricionales deben considerar también la prevención de posibles infecciones que puedan surgir durante el tratamiento. Por ello, se deben incluir también medidas de seguridad alimentaria con el fin de evitar infecciones y garantizar que los pacientes reciban los nutrientes que necesitan de forma segura y efectiva. Aplicando estas pautas y realizando un seguimiento personalizado y constante del paciente desde la perspectiva de la nutrición, el objetivo es que, cuando se atraviesa esta enfermedad, se pueda sobrellevar el tratamiento con menor padecimiento y mejorar su bienestar general.

Autora:

Isabel Martorell, doctora en Biomedicina y responsable del equipo de Nutrición y Salud en Nootric

Isabel Martorell Nootric