Los pacientes mejoran sus indicadores metabólicos y tienen un menor riesgo de depresión
Tras el tratamiento oncológico, el ejercicio acelera la recuperación de la calidad de vida
Los pacientes con cáncer que han concluido el tratamiento primario contra la enfermedad mejoran su estado de salud con la práctica de ejercicio. Entre otras mejoras y con independencia del tipo de cáncer, recuperan masa y peso corporal, mejoran su calidad de vida y tienen un menor riesgo de depresión.
Una vez han concluido su tratamiento, los pacientes confían en recuperar la vida cotidiana que tenían antes del diagnóstico de cáncer. Sin embargo, y como consecuencia de los tratamientos, experimentan fatiga, una menor capacidad de actividad física y, en definitiva, una disminución de la calidad de vida. La solución, según un estudio desarrollado por la Universidad de Hong Kong y publicado en la revista British Medical Journal, pasa por la práctica de ejercicio físico.
Somos Pacientes ha creado un foro sobre cáncer en el que familiares y pacientes pueden compartir las dificultades y vicisitudes por las que se pasa en la relación con la enfermedad.
Cáncer de mama
En el caso de las pacientes con cáncer de mama, los autores del estudio recomiendan la práctica de ejercicio aerobico y de resistencia, pues mejora el control de la glucemia, del índice de masa corporal y del peso, de las funciones físicas –tales como la fuerza de las extremidades inferiores– y de ciertos parámetros psicológicos, entre otros la sensación de fatiga, la depresión y la calidad de vida.
En este contexto hay que resaltar que los investigadores observaron que los beneficios son más significativos cuanto mayor sea la intensidad del ejercicio. Y de la misma manera, que practicar únicamente ejercicios aeróbicos se asocia con peores resultados: la aptitud física y emocional, el bienestar general y la preocupación por el cáncer de mama son siempre menores.
Finalmente, la edad también es un factor determinante, pues cuanto menor es la edad, mejores son los resultados.
Otros tumores
Por su parte, los pacientes afectados por cáncer de próstata, colorrectal, gástrico o de pulmón que habían terminado su tratamiento primario también experimentaron beneficios con la práctica de ejercicio. En este caso, las mejoras se observaron en relación con la masa corporal, el peso, la función física –principalmente del consumo de oxígeno y la fuerza de presión de las extremidades–, la depresión y la calidad de vida.
Sin embargo, los estudios realizados en estos tipos de cáncer no resultan suficientes para identificar qué tipo de ejercicio es el más recomendable: aeróbico, de resistencia o de fuerza. Sea como fuere, concluyen los autores, “si bien se necesitan ensayos adicionales, sobre todo en pacientes con otros tipos de cáncer distinto del de mama, la mejora en la calidad de vida fue un claro beneficio significativo de la actividad física y, clínicamente, hubo importantes efectos positivos en las funciones físicas”.
La media de la duración de la actividad física de los trabajos, hasta 34, revisados en este estudio, fue de únicamente 13 semanas.
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