Constituye la mayor red humanitaria del mundo.
Cruz Roja y Media Luna Roja, Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2012, según hizo público hoy en Oviedo el jurado encargado de su concesión.
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja está considerado la mayor red humanitaria del mundo. Su misión es «prevenir y aliviar el sufrimiento humano, proteger la vida y la salud y hacer respetar a las personas en tiempo de conflicto armado y en otras situaciones de urgencia».
El germen de la Cruz Roja se gestó cuando Henry Dunant, tras la batalla de Solferino (Italia) en 1859, organizó a la población para socorrer a más de 40.000 personas que yacían muertas o heridas sin atención alguna. Propuso, entonces, la creación de sociedades nacionales de socorro para ayudar a heridos en combate, señalando así el camino hacia los futuros Convenios de Ginebra.
Tres líneas de trabajo
El Movimiento Internacional pronto evolucionó hacia las tres líneas de trabajo actuales: acción humanitaria hacia las víctimas de los conflictos bélicos, acción humanitaria hacia las víctimas de desastres naturales y de otro tipo en tiempo de paz, y acción preventiva y en favor del bienestar social y de la calidad de vida.
La Cruz Roja nació en 1863 cuando cinco ciudadanos de Ginebra, incluido Dunant, fundaron el Comité Internacional para el Socorro de los Heridos que más tarde daría lugar, al Comité Internacional de la Cruz Roja. Al año siguiente, 12 gobiernos adoptaron el primer Convenio de Ginebra que garantizaba la ayuda a los heridos en el campo de batalla y definía los servicios médicos como neutrales. La labor de Henry Dunant fue reconocida en 1901 con el primer Premio Nobel de la Paz, junto con Frédéric Passy.
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, presente en 186 países y sustentado por más de 100 millones de voluntarios, está compuesto por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y 187 Sociedades Nacionales. Cada uno de ellos tiene identidad jurídica, estructura y cometido independientes aunque están unidos por siete principios fundamentales: humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariado, unidad y universalidad.
Problemas humanitarios mundiales
Se reúnen cada dos años en lo que se conoce como Consejo de Delegados, un foro en el que se examina la estrategia del Movimiento, se debaten los problemas humanitarios mundiales, se estudian cuestiones estratégicas y se toman decisiones al respecto. Este Consejo no es un órgano de gobierno como tal ya que el Movimiento no tiene un mando central aunque sí cuenta con una autoridad deliberante: la Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Esta se reúne cada cuatro años, con independencia de que pueda convocarse en otras ocasiones, y congrega a los representantes de los tres componentes del Movimiento y a los de los 194 Estados Partes en los Convenios de Ginebra, además de observadores de otras organizaciones humanitarias y de Naciones Unidas. La Comisión Permanente es quien organiza las conferencias y es el órgano mandatario de la Conferencia Internacional en el tiempo entre dos conferencias.
El Movimiento concede la Medalla Henry Dunant, la más alta distinción en reconocimiento a los servicios excepcionales y los actos de gran abnegación en favor de la causa de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja realizados por uno de sus miembros. Las primeras se entregaron en 1969. Además, edita su propia publicación, Revista de la Cruz Roja, Media Luna Roja, que aborda cuestiones de interés en el campo humanitario.
Los Premios Príncipe de Asturias están destinados, según los Estatutos de la Fundación, a galardonar «la labor científica, técnica, cultural, social y humana realizada por personas, instituciones, grupos de personas o de instituciones en el ámbito internacional». Dentro de este espíritu, el galardón de Cooperación Internacional se concede a aquellos «cuya labor con otro u otros en materias tales como la salud pública, la universalidad de la educación, la protección del medioambiente y el desarrollo social y económico, entre otras, constituya una aportación relevante a nivel internacional».
Octavo premio
Este ha sido el sexto de los ocho premios que se conceden este año, en que cumplen su trigésimo segunda edición. Anteriormente fueron otorgados el Premio Príncipe de Asturias de las Artes al arquitecto español Rafael Moneo, el de Ciencias Sociales a la filósofa estadounidense Martha C. Nussbaum, el de Comunicación y Humanidades al diseñador de videojuegos japonés Shigeru Miyamoto, el de Investigación Científica y Técnica al biólogo británico Sir Gregrory Winter y al patólogo estadounidense Richard A. Lerner y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras al escritor estadounidense Philip Roth. Los Premios Príncipe de Asturias de los Deportes y de la Concordia se fallarán en el mes de septiembre.
El jurado estuvo presidido por Gustavo Suárez Pertierra e integrado por Pedro Alonso Fernández, Enrique Barón Crespo, José María Bergareche Busquet, Eugenia Bieto Caubet, Silvia Escobar Moreno, Jorge de Esteban Alonso, Gloria Fernández-Lomana García, Enrique Fernández-Miranda y Lozana, duque de Fernandez-Miranda, Isabel Gómez-Acebo y Duque de Estrada, Ricardo Martí Fluxá, José María Martín Patino, Jaime Montalvo Correa, Luis Javier Navarro Vigil, Francisco Pinto Balsemão, Marta Reynal-Querol, Rafael Sánchez-Barriga Fernández, Luis Sánchez-Merlo y Ruiz y Alicia Castro Masaveu (secretaria del jurado).
Cada uno de los Premios Príncipe de Asturias, concedidos por primera vez en 1981, está dotado con una escultura de Joan Miró –símbolo representativo del galardón−, la cantidad en metálico de 50.000 euros, un diploma y una insignia. Los galardones serán entregados en otoño en Oviedo, en un solemne acto presidido por el príncipe de Asturias.