El uso de camas solares, dispositivos que emiten rayos ultravioletas (UV) para el bronceado de la piel, incrementa en un 20% el riesgo de desarrollar un melanoma. Es más; según concluye un estudio publicado en la revista British Medical Journal, el riesgo resulta incluso mayor, de hasta un 87%, en los casos en los que los usuarios comienzan a utilizarlas antes de cumplir los 35 años.

De acuerdo con los datos del estudio, de los 63.942 nuevos casos de melanoma cutáneo que se diagnostican cada año en Europa, 3.438 se relacionan directamente con el uso de las camas solares.

Relación directa

La exposición al sol constituye la principal causa ambiental de desarrollo de cáncer de piel, y las camas solares se han convertido en la principal fuente no solar de exposición a los rayos UV en Europa occidental. De hecho, un estudio publicado en 2005 ya alertaba que el riesgo de melanoma aumenta en un 75% en los casos en los que el uso de camas solares se iniciaba en la adolescencia o en la edad adulta temprana.

Sea como fuere, hasta el momento no se había establecido el número de melanomas causado por el uso de camas solares en Europa occidental. Para ello, investigadores del Instituto Internacional para la Prevención (iPRI) y del Instituto Europeo de Oncología (IEO) analizaron los resultados de 27 estudios independientes que, desarrollados entre 1981 y 2012 en Reino Unido, Francia y Alemania, evaluaban la relación sobre el cáncer de piel y el uso de camas solares.

Y como explica el Dr. Mathieu Boniol, del iPRI y director de la investigación, «el riesgo de cáncer de piel relacionado con el uso de camas solares aumenta en un 20% y se eleva al 87% si la exposición tiene lugar antes de los 35 años de edad; de hecho, de los 63.942 nuevos casos de melanoma diagnosticados cada año en Europa occidental, 3.438 se deben al uso de camas solares«.

Restringir el uso a los menores

A tenor de la contundencia de los datos, los autores concluyen que «el melanoma y otros cánceres de piel asociados con el uso de camas solares se pueden prevenir evitando la exposición a estos dispositivos de bronceado».

Por ello, y dado que «la prevención debe basarse en acciones más duras en la regulación de estos centros», los autores solicitan que «el uso de camas solares por menores de 18 años sea restringido, y los salones de bronceado sin supervisión, prohibidos, como ya ocurre en Australia y varios países de Europa –entre ellos España–, mientras que en los Estados Unidos sólo el Estado de California ha establecido esta prohibición».

– ¿Quieres leer (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘BMJ’?