El impacto sobre la salud futura de la obesidad en la infancia o en la adolescencia es mayor que el que se presuponía. Como muestra un estudio publicado en la revista British Medical Journal, y en comparación con sus homónimos con un peso normal, los niños y adolescentes obesos tienen distintos factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, entre otros un engrosamiento del músculo cardiaco –miocardio– y una elevación de los niveles de presión arterial, colesterol y azúcar en sangre.

El problema, como explica la Dra. Claire Friedemann, de la Universidad de Oxford (Reino Unido) e investigadora principal del estudio, «es que si estos factores progresan en la edad adulta, los niños obesos podrían tener un riesgo hasta un 30-40% mayor de desarrollar una enfermedad cardiovascular o de sufrir un accidente cerebrovascular (ictus) que aquellos que mantienen un peso normal».

Infancia y adolescencia

Numerosos estudios han confirmado la relación existente entre enfermedad cardiovascular y obesidad en la edad adulta. No tanto así en la infancia y la adolescencia, si bien las últimas evidencias apuntan a que la relación resulta muy similar.

Por ello, y para llevar a cabo su investigación, los autores revisaron los resultados de 63 estudios llevados a cabo con 49.220 menores sanos con edades comprendidas entre los 5 y los 15 años. Además, y con objeto de minimizar el sesgo, la revisión solo incluyó los estudios que, desarrollados a partir de 1990 en los países occidentales, hubieran sido publicados entre 2000 y 2011.

En todos los estudios analizados se había medido el peso y uno o más factores de riesgo cardiovascular –entre otros, los niveles de glucosa en sangre, la presión arterial y las cifras de colesterol–. El sobrepeso se definió como un índice de masa corporal (IMC) de 25 a 30 kg/m2 y la obesidad como un IMC superior a 30 kg/m2.

Mayor morbilidad

Los resultados mostraron que la presión arterial y el colesterol se encuentran elevados en los niños y adolescentes obesos. De la misma manera, la presión arterial también era más elevada, si bien en menor grado, en los niños y adolescentes con sobrepeso. Asimismo, los niveles de insulina en ayunas y la resistencia a la insulina –marcadores conocidos para la diabetes– fueron significativamente mayores en los niños obesos, pero no así en aquellos con sobrepeso.

Es más; los niños obesos también mostraban un aumento significativo de la masa del ventrículo izquierdo –un engrosamiento del músculo cardiaco que se utiliza como marcador para la enfermedad cardiaca– incluso después de ajustar la altura.

Como concluye el Dr. Russell Viner, del Instituto de Salud Infantil de la Escuela Universitaria de Londres (Reino Unido), en un editorial publicado en el mismo número de la revista, «los resultados ofrecen una clara ilustración de la amenaza que la obesidad infantil representa para la carga de morbilidad en la población».

– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘BMJ’?