En torno al 25% de la población fumadora se inicia en el hábito tabáquico entre los 13 y los 15 años de edad. Por ello, los programas escolares de prevención del tabaquismo, que se desarrollan antes de que los menores se inicien en el hábito –una vez iniciado es mucho más difícil de erradicar– resultan fundamentales. Y, además, eficaces, dado que, como muestra una revisión llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y publicado en The Cochrane Library, reducen en un 12% el porcentaje de nuevos fumadores.
Según la doctora Julie McLellan, co-autora de la investigación, «esta revisión es importante porque no hay otras tan exhaustivas en la literatura mundial sobre los programas de prevención del tabaquismo en los colegios, que comenzaron a implantarse hace más de 40 años; y según nuestros resultados, los programas reducen, si bien a largo plazo, en un 12% la cifra de personas que se inician en el tabaquismo».
En este contexto, debe recordarse que el consumo de tabaco causa cada año más de cinco millones de muertes evitables en todo el mundo. Una cifra que, para 2030, se elevará hasta los ocho millones.
Menos fumadores
Para llevar a cabo la revisión, los investigadores analizaron los datos de 134 ensayos clínicos llevados a cabo con un total de 428.293 alumnos con edades comprendidas entre los 5 y los 18 años de edad de 25 países diferentes –si bien cerca de la mitad de los estudios se desarrollaron en Estados Unidos.
Ninguno de los estudios a corto plazo –seguimiento máximo de un año– mostró ningún beneficio asociado con los programas escolares de prevención. Tampoco se observó ningún efecto positivo con los programas que únicamente ofrecían información sobre los efectos nocivos del tabaco.
Los programas más efectivos fueron aquellos dirigidos a desarrollar habilidades sociales o a enseñar a los estudiantes a resistir la presión social de fumar. Sin embargo, los programas de refuerzo posteriores tampoco ofrecieron ningún beneficio.
Como explica el doctor Rafael Perera, co-autor de la revisión, «podríamos esperar que las sesiones de refuerzo apoyaran los efectos de los programas originales, pero la revisión no encontró ninguna evidencia; la excepción fue en los estudios centrados en la competencia social general y el entrenamiento de resistencia, lo que sugiere que la forma en la que se diseña el plan de estudios es más importante que si se proporcionan sesiones de refuerzo».
– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en ‘The Cochrane Library’?