El riesgo crece un 27% en 14 años por el aumento del IMC y de la ingesta de sal
El riesgo de presión arterial elevada es cada vez mayor en niños y adolescentes
El riesgo de presión arterial elevada en la población infantil y adolescente se ha incrementado en un 27% en poco más de una década. La razón, el aumento del consumo de sodio –esto es, de sal–, del perímetro abdominal y del índice de masa corporal (IMC) observado en los menores entre los años 1994 y 2008. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y publicado en la revista Hypertension, órgano oficial de la Asociación Americana del Corazón (AHA).
En palabras del doctor Bernard Rosner, investigador principal del estudio, “la presión arterial elevada es peligrosa, pues es un factor de riesgo de cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal; y además es peligrosa porque muchas personas desconocen que la sufren por lo que deben realizarse mediciones regulares de las cifras tensionales”.
Sin embargo, unas cifras elevadas de presión arterial en la población menor de edad no significa necesariamente hipertensión arterial, condición que en los adultos se establece a partir de unos niveles tensionales iguales o superiores a 140/90 mmHg. Y es que en los niños y adolescentes la presión arterial varía según la edad, el sexo y la altura, requiriéndose tres medidas elevadas consecutivas para poder establecerse el diagnóstico de hipertensión.
Mayor IMC y abuso de la sal
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores compararon los datos de 3.248 niños incluidos en la Encuesta Nacional y de Nutrición en América (NHANES) realizada entre los años 1988 y 1994 con los de 8.388 menores con edades comprendidas entre los 8 y los 17 años participantes en las Encuestas Nacionales de Nutrición en América llevadas a cabo entre 1999 y 2008.
Los resultados muestran cómo la incidencia de sobrepeso u obesidad fue mayor en los participantes del NHANES 1999-2008, muy especialmente entre las niñas. Además, los menores cuyo IMC o perímetro abdominal era un 25% superior al correspondiente a su grupo de edad tenían el doble de riesgo de tener una presión sanguínea elevada.
Asimismo, los menores con mayor consumo de sodio también tenían un riesgo hasta un 36% superior de presentar una presión arterial elevada. En este contexto, cabe referir que la ingesta diaria de sodio del 80% de todos los menores incluidos en los dos estudios superaba los 2.300 miligramos –cuando la AHA recomienda un consumo máximo diario de 1.500 miligramos para la población adulta.
Sin embargo, la ingesta de sodio, factor directamente asociado con la elevación de la presión sistólica, fue menor en el período 1999-2008 que en el 1988-1994. O cuando menos, la proporción de menores con una ingesta diaria de sodio superior a 3.400 miligramos fue inferior en el segundo estudio. Como concluye el doctor Rosner, “todo el mundo espera que el consumo de sodio siga subiendo, pero parece que se han seguido un poco, aunque no mucho, las recomendaciones dietéticas al respecto”.
– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘Hypertension’?