Su no control limita notablemente el rendimiento laboral o escolar de los pacientes
El asma grave genera más del 70% del gasto sanitario de la enfermedad
En nuestro país, en torno a un 5% de la población adulta y un 9-11% de los menores con edades comprendidas entre los 6 y los 14 años padecen asma. Y si bien únicamente un 5% del total de afectados presenta asma grave y no controlada, su manejo supone, como han recordado los especialistas participantes en la ‘Universidad del Asma Grave’, organizada por la compañía farmacéutica Novartis en Córdoba, más del 70% del gasto sanitario asociado con esta enfermedad respiratoria.
En palabras del doctor Luis Manuel Entrenas, neumólogo del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, “si bien este 5% es un porcentaje pequeño del total de pacientes, son los que padecen una peor calidad de vida. En consecuencia, el control del asma grave supone un reto para los especialistas en Alergología y Neumología dedicados a su manejo. Todo ello sin olvidar que el asma es, tras la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la enfermedad respiratoria que causa mayor número de días de absentismo laboral”.
Y es que como recuerda el doctor Santiago Quirce, jefe de Alergología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, “el asma grave, especialmente si no está controlada, ocasiona una notable limitación de las actividades que pueden realizar los pacientes y afecta de forma muy importante su calidad de vida y su estado de salud general”.
Asma grave en niños
El asma es la enfermedad crónica más frecuente en niños. Y en los pacientes pediátricos, el asma grave no controlada tiene un fuerte impacto en su rendimiento escolar, así como sobre su salud general. No en vano, como alerta el doctor Quirce, “el asma grave en el paciente pediátrico interfiere en la capacidad de jugar y realizar ejercicio”.
Es más; en el caso del asma infantil “las exacerbaciones graves son especialmente preocupantes por el temor y la ansiedad que producen tanto en los niños como en sus familiares. Además también producen efectos sobre el control del asma a corto plazo y sobre el desarrollo y la función pulmonar a largo plazo”, concluye el doctor Quirce.
Sea como fuere, y de manera similar a como sucede en la población adulta, la mayoría del asma infantil es leve. Además, y cuando menos en una proporción significativa de casos, la enfermedad desaparece cuando el menor alcanza la edad adulta.
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