La mitad de la población española – casi 20 millones de personas- padece al menos una enfermedad crónica. El 80% del gasto sanitario en nuestro país está dedicado a estos pacientes, que han cambiado su forma deinteractuar con la sanidad y demandan más recursos y mejor calidad asistencial. Estos contundentes datos se desprenden del informe ‘Soluciones para la Gestión de la Cronicidad’, un documento elaborado por profesionales sanitarios y pacientes y realizado por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) con la participación de ALCER (Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón), la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE) y la Sociedad Española de Nefrología (SEN), con la colaboración de Fresenius Medical Care, en el que se plantean medidas eficientes para mejorar el abordaje de la cronicidad, aportando calidad asistencial y sostenibilidad. Además, y entre otra serie de cuestiones, el informe propone la creación de una agencia nacional que evalúe los resultados de las intervenciones en salud; el uso de las TIC para la gestión y formación de los pacientes crónicos; y reorientar la atención sanitaria buscando que el paciente se implique en el cuidado de su propia salud y de su estilo de vida.
Modelo de colaboración
Por otra parte, se concluye que la Administración debe evolucionar hacia un modelo de colaboración con sus socios tecnológicos para poner a disposición de los profesionales sanitarios y pacientes las mejores soluciones terapéuticas y garantizar la eficiencia y sostenibilidad del sistema.
En el curso de la presentación del informe en Madrid, pacientes, profesionales de la salud y responsables de la Administración insistieron en que la cronicidad debe ser una cuestión prioritaria en el desarrollo de futuras estrategias sanitarias y que la innovación clínica y tecnológica es clave para aportar calidad asistencial y menor coste sociosanitario asociado a los pacientes crónicos.
El envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, que provocan un crecimiento de la demanda de servicios; el incremento de las enfermedades crónicas y su asociación a una mayor presión sobre el Sistema y del gasto sanitario; la limitación de recursos financieros y la necesidad de atender a la incorporación de la innovación, son algunos de los principales retos de un sistema sanitario que requiere de cambios profundos, añade el informe.
“Abordar la cronicidad exige hablar de rediseño sanitario, participación, intercambio, interoperabilidad y gestión clínica, para lo que será preciso realizar una transición demográfica, epidemiológica, terapéutica y asistencial. Una reforma que debe llevarse a cabo de forma coordinada y conjunta por parte de todos los agentes implicados en el marco asistencial: gestores, enfermeros, profesionales, pacientes y Administración “, afirmó en el curso de la presentación Joaquín Estévez, presidente de SEDISA y coordinador del informe junto a Mariano Guerrero, secretario general de la de la Sociedad.
Agencia nacional de evaluación
Crear una agencia nacional que evalúe de forma sistemática, transparente y sin intereses partidistas cuáles son los resultados del presupuesto invertido en los servicios sanitarios en términos de salud, calidad, cobertura de los ciudadanos y eficiencia; la desinversión ineficiente para poder dirigir recursos a lo eficiente, y el trabajo en red entre centros y clínicos son algunas de las propuestas que el informe plantea para afrontar el cambio que el modelo asistencial precisa con urgencia.
Además, enumera las responsabilidades que deben asumir los agentes implicados en ese cambio:
- Los directivos sanitarios deben ser facilitadores en la gestión de la cronicidad atrayendo soluciones de financiación y apoyando nuevos modelos de gestión basados en la transparencia de resultados clínicos y de costes.
- Los profesionales sanitarios deben mostrar los resultados de la actuación y aceptar la evaluación y seguimiento para identificar áreas de mejora. Además, juegan un papel esencial en las fases precoces para controlar el avance de la enfermedad.
- Las administraciones central y autonómica deben modular las inequidades e ineficiencias.
- El socio tecnológico y la administración deben evolucionar hacia un modelo de colaboración con el sistema para garantizar la sostenibilidad y poner a disposición de los profesionales sanitarios las mejores soluciones terapéuticas.
- El paciente debe implicarse de manera decidida y activa en la gestión de su salud.
Clave en Salud Pública
Hasta siete proyectos se encuentran actualmente en marcha dentro de la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad del Sistema Nacional de Salud aprobada por el Ministerio de Sanidad en 2012, según comentó la subdirectora general de Calidad y Cohesión, Paloma Casado. “Dicha estrategia define el camino a recorrer por los servicios sanitarios que integran nuestro Sistema Nacional de Salud, marcando líneas estratégicas comunes, objetivos y recomendaciones para hacer frente a los cambios epidemiológicos y sociodemográficos, preservando la calidad asistencial, la equidad y la cohesión. Una estrategia cuya definición y despliegue se desarrolla en un entorno colaborativo del Ministerio con las comunidades autónomas, sociedades científicas y asociaciones de pacientes”.
La estrategia incluye en su despliegue proyectos de estratificación de la población, gestión por procesos, abordaje del dolor, incorporación de indicadores comunes de evaluación y seguimiento, detección de buenas prácticas y la Red de Escuelas de Salud para la Ciudadanía.
Carmen Arias, responsable de la Estrategia de Cronicidad del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, enumeró los avances más relevantes en los proyectos integrados en dicha Estrategia. “Hemos puesto en marcha en trece comunidades autónomas le herramienta tecnológica de estratificación de la población, algo que nos permite identificar subgrupos con diferentes niveles de necesidad y riesgo, lo que puede facilitar la provisión de intervenciones específicas adecuadas a cada necesidad de atención. Además, se ha elaborado con un amplio consenso científico, un análisis funcional de tres enfermedades que componen el servicio tecnológico de “Gestión de Enfermedades Crónicas”: Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), Diabetes Mellitus y Enfermedad Renal Crónica. El objetivo del proyecto es constituir un sistema de apoyo a la decisión y la elaboración de planes de atención individualizada para los profesionales”.
“Por otro lado», añadió Arias, «se ha concluido y está en fase final de edición, la elaboración con visión estatal, de un conjunto mínimo común de Indicadores de Evaluación que permitan realizar un seguimiento de la atención de los pacientes crónicos. Y, por último, el proyecto de red de escuelas de salud para la ciudadanía ya ha visto materializada su página web gracias a la colaboración de los pacientes”.
El paciente renal
La enfermedad renal es una de las patologías crónicas más prevalentes en nuestro país y que más recursos consume al sistema sanitario. “Esta patología afecta a una de cada diez personas en nuestro país y el coste medio por paciente es seis veces superior a un paciente con VIH y 24 a un paciente con asma o EPOC”, detalló la doctora María Dolores del Pino y Pino, presidenta de la Sociedad Española de Nefrología (SEN). “La diálisis y los trasplantes consumen el 3% del presupuesto del Sistema Nacional de Salud y más de un 4% del presupuesto de Atención Especializada”.
En el caso de la enfermedad renal crónica, las prioridades actuales son la prevención y el diagnóstico precoz, herramientas que contribuyen de manera muy importante a la sostenibilidad del sistema sanitario. “Entre un 40% y un 70% de la patología es parcialmente prevenible modificando los hábitos higiénico-dietéticos, cuidando la alimentación, controlando factores de riesgo y con prevención primaria y secundaria. Además, se trata de una de las enfermedades en las que la incorporación de tratamientos innovadores más costes globales reduce”, comentó la doctora del Pino.
Alejandro Toledo, ex presidente de la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón (ALCER), argumentó que “las experiencias orientadas a la contracción del gasto mediante la gestión cortoplacista de los recursos sanitarios se han demostrado insostenibles. Por eso, recomendamos establecer un sistema proactivo diseñado para prevenir hospitalizaciones innecesarias de la mano de un paciente activo, informado y partícipe de su propia gestión de la salud”. En este marco, añadió Toledo, “es ineludible el papel del paciente experto, aquel que tiene el conocimiento y las habilidades para hacerse responsable de su salud, establecer un modelo deliberativo de relación con los profesionales que le atienden y así definir objetivos terapéuticos adoptados de forma compartida con los médicos. Se trata de un paciente formado para, a su vez, hacer de formador de otros pacientes en torno a la experiencia y conocimientos de su enfermedad”.
En este nuevo marco en el que el paciente es el responsable de su enfermedad y gestiona su autocuidado, la enfermería juega un papel fundamental, liderando la formación de los propios pacientes. Jesús Sanz, presidente de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE) considera que la asunción de nuevos roles profesionales por parte del colectivo que representa permite la continuidad asistencial y de los cuidados y facilita la reorientación de la actividad asistencial hacia la cronicidad y la dependencia.
Desde este punto de vista, apostilló Joaquín Estevez al cerrar el acto de presentación: “Las TICs juegan un papel esencial no sólo como soporte del cambio organizativo, sino en la gestión y en la formación de los pacientes”.