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La exposición a niveles elevados de dióxido de nitrógeno (NO) y benceno durante el embarazo aumenta el riesgo de nacimiento prematuro, aquel que se produce antes de la 37 semana de gestación, según investigadores del Proyecto Inma, Infancia y Medio Ambiente, auspiciado por la Fundación Fisabio, la Universidad Jaume I y la Universidad de Valencia. Los vehículos a motor constituyen la principal fuente emisora de dióxido de nitrógeno, en tanto el benceno puede proceder también de fuentes industriales.

Realizado sobre más de 2.400 embarazadas de distintos puntos de España sometidas a diferentes niveles de contaminación, el estudio asocia un riesgo mayor de nacimientos pretérmino, especialmente cuando la exposición de la embarazada a estos contaminantes se produce en el tercer trimestre de la gestación.

“Es necesario realizar más investigación para tratar de identificar los elementos de dichos factores ambientales que pueden ser perjudiciales en mayor grado, pero los datos con los que contamos hasta ahora apuntan a la asociación entre contaminación y riesgo de nacimiento prematuro”, señala el profesor Ferrán Ballester, miembro de la Fundación Fisabio.

El nacimiento antes de la 37 semana de gestación es un factor claramente determinante de morbi-mortalidad infantil, siendo responsable de una de cada tres muertes neonatales a nivel mundial y, tras la neumonía, la segunda causa de fallecimiento en niños por debajo de cinco años.