Medio centenar de representantes de los ámbitos institucional, empresarial y asociativo se han reunido hoy en Orona Ideo para abordar uno de los principales retos sociales: la inclusión laboral de las personas con problemas de salud mental. Este colectivo sufre una de las mayores tasas de desempleo dentro de la discapacidad, con cerca de un 85% de personas sin trabajo y solo un 5% con empleo estable, según datos de la confederación Salud Mental España.
No obstante, los trastornos psíquicos afectan a una de cada cuatro personas a lo largo de la vida, tal y como apunta la OMS. Concretamente en Gipuzkoa, cada año Osakidetza atiende a unas 26.000 personas con dolencias psíquicas y realiza en torno a 5.000 nuevos diagnósticos. Además, la esquizofrenia afecta al 1% de la población y el número de personas diagnosticadas en el Estado asciende a 400.000, aunque se considera que la cifra real de afectados es mucho mayor.
Ruth Encinas, gerente de Agifes, ha valorado muy positivamente la celebración de este encuentro, que ha dado cita a responsables de Gobierno Vasco, Diputación Foral de Gipuzkoa, Lanbide, Osakidetza y asociaciones del ámbito de la salud mental con representantes de importantes empresas relacionadas con sectores como la industria, la hostelería o la consultoría. La cita, en palabras de Encinas, «supone un paso muy importante y necesario para que materialicemos oportunidades reales de empleo para nuestro colectivo».
En la inauguración de la jornada organizada por la asociación guipuzcoana de familiares y personas con problemas de salud mental y dinamizada por ieTeam, Beatriz Artolazabal, consejera de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, ha asegurado que «la empleabilidad constituye un objetivo de primer orden» para este colectivo. «Una dedicación laboral a la medida constituye uno de los mejores elementos para conseguir que una persona con problemas de salud mental, y con ella todo su entorno, disfrute de unas mejores condiciones de vida«, ha apuntado.
Para ello, ha aludido a la responsabilidad de las instituciones de cara a «desarrollar políticas favorecedoras de la contratación y su continuidad en esos puestos de trabajo». También se ha referido a la colaboración del tejido empresarial que, «si ya se observa una positiva y creciente sensibilización, dispone, en este momento económico, de nuevas oportunidades para abrir más las puertas al colectivo de personas con problemas de salud mental».
Por su parte, la diputada de Políticas Sociales de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Maite Peña, se ha mostrado convencida de que la alta tasa de desempleo es «una realidad reversible», y ha asegurado que «es responsabilidad de todos«, de instituciones, empresas y sociedad, crear una «Gipuzkoa más inclusiva». «Con el apoyo suficiente, estas personas pueden desarrollar su trabajo como cualquier otro trabajador», ha aseverado.
Los asistentes a la jornada, divididos en mesas interdisciplinares y con participación activa de varias personas del colectivo, han protagonizado una sesión de networking a fin de reflexionar sobre el estigma, los obstáculos y beneficios asociados a la contratación de personas con problemas de salud mental. Durante la sesión, se han expuesto casos de éxito en inclusión laboral, con el testimonio directo de Asafes, la asociación alavesa de familiares y personas con problemas de salud mental, que ha creado cerca de 200 empleos para personas del colectivo, y de Gureak, que actualmente cuenta con 5.197 contratos, de los cuales el 52% corresponden a personas con discapacidad psíquica.
Entre las principales conclusiones de la jornada, se ha subrayado la importancia de contar con un agente externo como apoyo en el proceso de inserción y durante la vida laboral. Asimismo, los ponentes han destacado la necesidad de generar un cambio en la cultura empresarial basado en el cambio de percepción de las capacidades de este colectivo. Varios participantes han evidenciado que, más allá de favorecer el empleo con apoyos, es importante no cerrar puertas a las numerosas personas con problemas de salud mental que cuentan con preparación y capacidades para desempeñar labores de alta cualificación. En ese sentido, varios participantes se han referido a las expectativas de crecimiento de la economía y también se ha mencionado el estudio de la consultora Mckinsey, que asegura que el déficit mundial de profesionales con estudios superiores será de 40 millones en 2020.