Las alteraciones del apetito son, fundamentalmente, la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa. La anorexia nerviosa se define como el rechazo hacia la comida por una distorsión de la imagen corporal propia y un miedo extremo a la obesidad. Este rechazo provoca desnutrición, y suele venir acompañado de trastornos emocionales (depresión, inestabilidad emocional) y dificultades en las relaciones interpersonales. El 95% de los casos se produce en la mujer, y es más común en la adolescencia.

La bulimia nerviosa es un trastorno caracterizado por episodios repetidos en los que el paciente ingiere cantidades exageradas de alimento en períodos cortos de tiempo. Tras los episodios, contrarresta el aumento de peso con vómitos autoinducidos, fármacos laxantes o diuréticos, dietas rigurosas o ejercicio excesivo. Los vómitos pueden dar lugar a problemas del tracto digestivo (agrandamiento de las glándulas salivales, inflamación del esófago, daño dental) e inducir una disminución de los niveles de potasio, lo que puede llegar a provocar arritmias cardíacas.