La depresión es un trastorno mental caracterizado por un estado de infelicidad de duración e intensidad desproporcionadas ante un estímulo negativo (por ejemplo, una pérdida reciente o un hecho triste). En ocasiones, el bajo estado de ánimo del paciente no es aparente, manifestando desinterés e incapacidad para disfrutar de cualquier actividad. Las causas por las que se genera no se conocen en su totalidad, pudiendo existir un componente hereditario (predisposición familiar) y la necesidad de experimentar acontecimientos desagradables. Los síntomas más comunes de la depresión son: pérdida de la autoestima; sentimientos de desesperanza y de culpabilidad excesivos o inapropiados; fatiga prolongada; lentitud exagerada; somnolencia diurna persistente; insomnio; problemas de concentración; dificultad para tomar decisiones; pérdida del apetito; pensamientos anormales sobre la muerte; y pensamientos sobre el suicidio, planificación de suicidio o intentos de suicidio.

La manía es un trastorno mental caracterizado por una elevación anómala del estado anímico. El afectado puede sentirse eufórico, pero también irritable y abiertamente hostil. Los síntomas más comunes del período de manía son: excitación; humor elevado; actividad sin reposo e improductiva; disminución del pudor; aceleración descontrolada del pensamiento; dificultad para la concentración; exceso de confianza; hiperempatía; negligencia en el sueño, la alimentación o la higiene; hipersensibilidad afectiva y emocional; y habla abundante, acelerada e imparable (logorrea).