La ansiedad es una sensación desagradable que se genera cuando se siente una amenaza por algo inconcreto. En realidad, la ansiedad es una respuesta al estrés que resulta necesaria para la supervivencia. Sin embargo, en los pacientes con ansiedad generalizada o inducida, esta respuesta ante las preocupaciones (ya sean por el trabajo, la salud, las relaciones sociales, etc.) es excesiva: su intensidad, frecuencia y duración son desproporcionadas. En consecuencia, el paciente padece una inquietud exagerada, dificultad para la concentración, irritabilidad, tensión muscular y alteración del sueño.
En la mayoría de los casos, el paciente con un trastorno de ansiedad experimenta fobias (ansiedad persistente, intensa e irrealista ante una situación específica) y ataques de pánico, episodios que surgen súbitamente y sin razón aparente y que se caracterizan por los siguientes síntomas: dificultad respiratoria, vértigos, palpitaciones, sudoración, temblores, náuseas, dolor, hormigueos y miedo a morir o a perder la cordura o el control.