SIBO

El Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado (SIBO) es una afección digestiva que ocurre cuando hay un aumento anormal en la cantidad o el tipo de bacterias presentes en el intestino delgado. Aunque las bacterias son esenciales para una buena salud intestinal, normalmente se encuentran en mayor cantidad en el colon y en menor medida en el intestino delgado. En casos de SIBO, estas bacterias migran o proliferan en el intestino delgado, un área donde su cantidad debería ser limitada. Esto genera un desequilibrio que afecta la digestión y la absorción de nutrientes.

El SIBO puede aparecer por varias razones. Entre las más comunes están los trastornos de la motilidad intestinal, que ralentizan el tránsito de los alimentos y permiten que las bacterias se acumulen. También puede ser consecuencia de cirugías abdominales que alteren la anatomía del intestino, uso prolongado de antibióticos que modifiquen la flora intestinal o enfermedades como la diabetes, que afecta los nervios y músculos responsables del movimiento intestinal. Otra causa común es el síndrome del intestino irritable (SII), que está estrechamente relacionado con el desarrollo de SIBO.

Cuando las bacterias presentes en el intestino delgado fermentan los alimentos, especialmente los carbohidratos, producen gases como hidrógeno, metano o sulfuro de hidrógeno. Estos gases no sólo generan hinchazón abdominal y flatulencias, sino que también pueden interferir en la absorción de nutrientes, provocando deficiencias vitamínicas, pérdida de peso y problemas digestivos más amplios. En algunos casos, el SIBO puede manifestarse con diarrea crónica, mientras que en otros puede causar estreñimiento o una combinación de ambos.

Además de los síntomas digestivos, el SIBO también puede estar asociado con síntomas sistémicos como fatiga, dolores musculares o articulares y problemas de la piel, debido a la malabsorción y la inflamación crónica.