El profesor Giuseppe Remuzzi, de los Ospedali Riuniti, en Bergamo, y premio Luis Hernando de la Fundación Renal Iñigo Alvarez de Toledo (Friat), ha participado en el XVIII Simposio del Instituto Reina Sofía de la Friat, que se ha celebrado en Madrid.
Las células progenitoras renales atesoran prometedoras utilidades terapéuticas. Así lo considera uno de los investigadores más reputados en el campo de la nefrología, Giuseppe Remuzzi, que dirige el Departamento de Nefrología en los Ospedali Riuniti, de Bérgamo, y de los Laboratorios Negri Bérgamo (adscritos al Instituto Mario Negri, de Milán). Prueba de su fino olfato científico, por citar una, son sus trabajos sobre la utilidad de los riñones de donantes añosos, que dieron pie al desarrollo de criterios histológicos y transformaron la selección de los órganos para el injerto.
Ahora, entre sus líneas de investigación recientes se encuentran las células troncales renales. El grupo de Remuzzi identificó a estas células adultas con capacidad regeneradora en el riñón de ratas y también participó en su hallazgo en los riñones humanos. Sobre la base de estos descubrimientos recientes, el equipo de Remuzzi trabaja en el desarrollo de protocolos que intensifiquen la capacidad reparadora natural de estas células, para evitar la progresión de las enfermedades glomerulares y otras patologías nefrológicas. «La pregunta crucial que queremos responder es cómo potenciar la capacidad reparadora de las progenitoras adultas renales. Sospechamos, por lo que hemos visto en modelos animales, que estas células troncales pueden reparar lesiones. En los peces, por ejemplo, reparan tejidos dañados y generan nuevas nefronas; si se injertan células progenitoras renales de ratón sano en uno que esté avanzado en la enfermedad renal, hemos comprobado que mejora la función del riñón, se reducen los niveles de proteinuria e incluso es positivo para la presión arterial. Lo que no sabemos es cómo conseguirlo en pacientes, pero hay evidencias suficientes que indican que será posible», explica a DM.
Su optimismo se extiende a otras aplicaciones de las células madre, en concreto, a la posibilidad de recrear en el laboratorio un riñón o, inicialmente, nefronas: «Estamos utilizando células madre embrionarias murinas, en combinación con las células madre de fluido amniótico humano, para desarrollar nefronas, y con buenos resultados», ha afirmado sin dar más detalles, porque estos trabajos se encuentran en proceso de publicación.
«Creo que el momento en que se puedan desarrollar nefronas en el laboratorio no está muy lejano; en principio, será a partir de células madre embrionarias murinas, pero lo que nos gustaría es utilizar las de cerdo y promover así algún tipo de xenoinjerto de células renales». En cuanto a las células pluripotenciales inducidas (iPS), otra de las opciones investigadas en este campo, Remuzzi las considera más difíciles de emplear pues de momento el proceso de diferenciación se resiste.
Enfermedad glomerular
El profesor también se ha referido a las enfermedades glomerulares, abordadas en el simposio del Instituto Reina Sofía de la Friat, y ha destacado el aumento del conocimiento de su base genética. «Un trabajo muy importante acaba de desvelar que el citoesqueleto de los podocitos puede estar alterado en la enfermedad glomerular, origen esta última del 30 por ciento de los casos de en diálisis».
El grueso de estos (un 60 por ciento) se debe a la enfermedad vascular y la diabetes tipo 2, y el 10 por ciento restante, a patologías genéticas, como la enfermedad del riñón poliquístico. Remuzzi confía en la investigación traslacional para frenar el avance de esas enfermedades. La que él desarrolla ha merecido el reconocimiento de la Friat y por ello se muestra agradecido: «Para mí es un gran honor recibir un premio que viene de un país de excelentes nefrólogos y cirujanos, no en vano se habla del milagro español del trasplante».