Arte para cuidar es un espacio de encuentro entre cuidadores y cuidadoras de personas que padecen alguna enfermedad neurodegenerativa (Alzheimer, Parkinson y/u otras enfermedades neurodegenerativas asociadas a la edad). Por medio de la expresión artística en diferentes lenguajes los participantes comparten su día a día acompañando la enfermedad y lo que ello supone.

En cada taller se lleva a cabo una propuesta artística y en base a ella se avanza según las necesidades individuales y colectivas. De este modo, se ofrece un espacio de encuentro entre cuidadores y cuidadoras por medio de lenguajes expresivos, potenciando así el vínculo, el apoyo mutuo y el bienestar entre los participantes.

Entre los objetivos específicos del proyecto se busca fomentar la construcción de las narrativas personales ofreciendo nuevos lenguajes más allá de la palabra que permitan ampliar los matices y la expresión simbólica; tomar consciencia de las emociones en el momento presente, poder identificarlas y expresarlas; compartir experiencias entre cuidadores con situaciones similares y crear una red de apoyo mutuo; fortalecer su autoconcepto y autoestima, desarrollando y fomentando nuevas habilidades y trabajando el cuidado propio; ofrecer un espacio de aprendizaje y desarrollo de actividades significativas y placenteras, y prevenir el sentimiento de desgaste y sobrecarga, así como el aislamiento social.

Los talleres se desarrollan en el local de la asociación, un espacio cedido por el Ayuntamiento, que cuenta con todo el material y los medios necesarios para poder llevarlo a cabo. Y la asociación pone a disposición una arteterapeuta, que es la encargada de dicho taller.

Al inicio de cada taller se realiza una puesta en común de cómo vienen y un trabajo de concienciación corporal (ya sea relajación, conciencia, activación…) para dar comienzo a la sesión. Después se presenta la propuesta del día (una técnica nueva, la biografía de un artista…) y se pasa a la creación. Los últimos minutos del taller se dedican a compartir las creaciones y puesta en común. Poco a poco, las sesiones son menos directivas y el espacio se torna en un lugar de encuentro con lo creativo y con el grupo (cada persona en búsqueda de materiales propios, lenguajes y símbolos).