Con motivo de la celebración hoy martes, 8 de marzo, del Día Internacional de la Mujer, Mayte Gallego, presidenta de la Federación Nacional de Asociaciones de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos (Federación ASPAYM), vicepresidenta y responsable de la Comisión de la Mujer del Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de la Comunidad de Madrid (CERMI Comunidad de Madrid), y patrona de la Fundación CERMI Mujeres, nos habla de la violencia de género que sufren las mujeres con discapacidad y aborda las conquistas conseguidas y las metas que aún hay que superar para avanzar hacia la igualdad de género.
– ¿Qué datos se manejan actualmente de violencia de género hacia las mujeres con discapacidad?
Casi el 20% de las mujeres asesinadas por violencia de género tenían algún tipo de discapacidad. Y el 17,5% de las mujeres encuestadas decían que su discapacidad era motivo de la violencia que se había ejercido sobre ellas.
– ¿Qué papel juega el mundo asociativo en la defensa de los derechos de la mujer con discapacidad?
Es fundamental. Gracias a él hemos conseguido esa unión que nos hace más fuertes en la defensa de la igualdad de oportunidades. La sororidad es esa solidaridad y cooperación que desarrollamos unidas las mujeres, y que tanto nos ayuda entre nosotras. Y que nos hace ser más resilientes y empáticas frente a las adversidades.
– ¿Qué barreras siguen existiendo hoy día para las mujeres?
La brecha salarial y la pobreza tienen cara de mujer. Los cuidados siguen recayendo en las mujeres, que son las que dejan sus puestos de trabajo para cuidar de un familiar. Sigue siendo muy difícil conciliar la vida laboral con la personal cuando se tienen hijos e hijas. También hemos de seguir trabajando porque la desinstitucionalización sea una realidad. El 73% de las personas que viven en residencias son mujeres y, sin duda, una buena accesibilidad y buenos recursos cercanos ayudaría a que pudieran seguir permaneciendo en sus viviendas.
Los recursos contra la violencia deben de ser accesibles para todas las mujeres con discapacidad y deben contar con la figura de la asistencia personal, de la cual habla el Pacto de Estado contra la Violencia, para que puedan hacer uso de ella y no se queden atrás a la hora de denunciar.
– En tu caso particular has participado, además, en un proceso de adopción. ¿Qué barreras existen en ese ámbito concreto para las mujeres con discapacidad?
Se nos cuestiona mucho más que a una mujer sin discapacidad. Se nos cuestiona más, incluso, que a un hombre con discapacidad, porque piensan que no vamos a poder cumplir con esos estereotipos o roles de cuidados que nos sigue asignando la sociedad.
– ¿Cuáles consideras que han sido las mayores conquistas en igualdad hasta la fecha?
Una conquista muy importante fue que, en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas, se reconozca expresamente que las mujeres y niñas con discapacidad se enfrentan a una discriminación múltiple y sectorial. Y que nos mencionen en siete de los artículos para dar visibilidad y poner encima de las políticas aspectos y recursos para que estas mujeres y niñas puedan disfrutar y ejercer plenamente, y en igualdad de condiciones, todos los derechos y libertades fundamentales.
Otro hito es que llevamos años agrupándonos en torno a asociaciones, porque esa unión es lo que realmente nos ha dado fuerza ante la sociedad para conseguir derechos y que nos oigan. Es importante recalcar que ahora estamos trabajando junto con los movimientos feministas, algo que tradicionalmente nos había sido negado.
También hemos conseguido que las personas que estaban incapacitadas jurídicamente por motivo de discapacidad puedan votar en unas elecciones. Esto tenía un claro sesgo de género, ya que había muchas más mujeres incapacitadas que hombres. Otro fruto de esa lucha es la modificación del Código Penal, que en su artículo 156.2 permitía la esterilización no consentida a aquellas personas que tenía modificada su capacidad jurídica.
Importantes son también leyes como, por ejemplo, la de la Comunidad de Madrid, que reconoce que la violencia de género hacia las mujeres con discapacidad no tiene solo que provenir de su pareja, expareja o cónyuge, sino que puede provenir de cualquier hombre de su entorno, ya que sabemos que esa violencia viene dada por hombres cercanos a ellas.
– ¿Cómo encaras este 8M?
Dos años han pasado desde aquella manifestación multitudinaria en la cual se nos culpó a las mujeres de propagar el virus… Esta cita la afronto con mucha ilusión, ganas de participar y de recorrer las calles, alzando la voz, lanzando consignas, porque ya no nos queremos calladas. Y lo haré, como decía ese juego de cuando éramos pequeñas, por mí y por todas mis compañeras.
– ¿Cuáles consideras que deben ser los próximos pasos para conseguir una igualdad plena de las mujeres con y sin discapacidad?
Son muchos, pero quiero resaltar estos cinco:
– Que los cuidados sean remunerados y profesionales, porque si no es así no estaremos en igualdad de condiciones.
– Cambiar datos como que la tasa de inactividad de las mujeres con discapacidad sea del 76%. Además, la brecha salarial existente con la población general, por un lado, y con los hombres con discapacidad, por otro, es en ambos casos bastante grande, por lo cual siempre seremos más vulnerables económicamente hablando, con todo lo que eso conlleva.
– El Estado debería resarcir a las mujeres que han sido esterilizadas en contra de su voluntad.
– Debemos estar vigilantes para no retroceder en los derechos conseguidos y que no haya ningún paso atrás. Cuando vienen mal dadas somos las que más vemos recortados nuestros derechos.
– Y, finalmente, creo que como sociedad tenemos que seguir luchando, todas las personas juntas, por abolir la explotación sexual.
– A día de hoy, 98 asociaciones de pacientes dedicadas a la discapacidad y a la dependencia son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?