La Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) y la Federación Nacional ALCER de personas con enfermedades renales, junto a otras sociedades científicas y organizaciones sanitarias, alertan de la preocupante evolución de la Enfermedad Renal Crónica (ERC), que se ha convertido en grave problema de salud pública y sigue creciendo en nuestro país, donde se estima que afecta ya al 15% de la población, en cualquier estadio de la enfermedad e incluyendo a las personas sin diagnosticar. De hecho, de seguir su ritmo de crecimiento actual, tendrá un tercio de las personas mayores de 65 años y se convertirá en la quinta causa de muerte en nuestro país en el año 2040. Ante este dato, ambas entidades reclaman un mayor empuje para darle visibilidad a la ERC.
“A pesar de su elevada incidencia y prevalencia, y del aumento de su mortalidad en la última década, la ERC sigue siendo una gran desconocida para la gran mayoría de la sociedad. Hay que lograr que los ciudadanos se preocupen por su función renal y la salud de sus riñones, ya que es muy silente, y da la cara en muchas ocasiones en estadios avanzados, cuando ya se necesita prácticamente un TRS que reemplace la función renal. Pero la buena noticia es que tenemos muy claros los grupos de riesgo y está en nuestras manos actuar sobre ellos, mediante la detección precoz y su tratamiento temprano como estrategia para disminuir su progresión. La principal causa de ERC es la diabetes, y podemos actuar contra ella desde la prevención, la concienciación social y el fomento de un estilo de vida saludable. Con la detección precoz y tratamiento temprano del deterioro de la función renal se puede retrasar hasta en 20 años el ingreso en diálisis o trasplante, y eso se puede lograr con sencillos tests de sangre y orina para medir la creatinina plasmática (y calcular el filtrado glomerular) y la albúmina en orina”, apunta el Dr. Emilio Sánchez, presidente de la S.E.N.

Por su parte, el presidente de la Federación Nacional ALCER de personas con enfermedades renales, Daniel Gallego, señala que desde nuestra organización, hacemos un llamado a la población general y no solo a personas mayores o con diabetes, también a los profesionales sanitarios y a las autoridades, para que se refuerce la concienciación y se promueva la prevención y detección temprana, mediante chequeos anuales. Cuidar nuestros riñones es proteger nuestra salud y calidad de vida. Es hora de actuar y de saber si están bien nuestros riñones, descubriéndolo a tiempo protegemos nuestra salud renal. Es urgente que se hable más de la enfermedad renal. El diagnóstico tardío sigue siendo un problema grave, y muchas personas desconocen que tienen riesgo. Si tienes diabetes, hipertensión, sobrepeso o antecedentes familiares, es fundamental que revises tu salud renal regularmente”
Factores de riesgo para desarrollar ERC
El crecimiento de ERC se relaciona con factores de riesgo como la diabetes y la enfermedad cardiovascular (responsables de un 40% de los casos), la obesidad, la hipertensión arterial o el tabaquismo, que en su mayoría podrían evitarse o prevenirse.
En este sentido, los especialistas abogan por potenciar la prevención primaria, enfocada a promover un estilo de vida saludable, el cese del hábito tabáquico, el control de la obesidad y el ejercicio físico. E, igualmente, la prevención secundaria, mediante la detección precoz de la ERC y su tratamiento temprano como estrategia para reducir su progresión y complicaciones. Una detección temprana que consideran debe promoverse activamente en personas mayores de 65 años, con diabetes, hipertensión arterial, obesidad, antecedentes cardiovasculares y antecedentes familiares de enfermedad renal.
La prevalencia del Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS), es decir, el número de personas que están en diálisis o trasplante, ha aumentado más de un 30% en la última década, y ya son más de 67.000 las personas que están TRS en nuestro país. Además, cada año ingresan en los programas de diálisis y trasplante una media de 7.000 personas, un 25% de ellos a causa de la diabetes.
Programas de detección precoz
La ERC es una enfermedad muy desconocida por la población, pero que tiene un elevado impacto socio-sanitario y en la calidad de vida de los pacientes, debido en parte a que sus síntomas son poco reconocibles en los estadios iniciales de la enfermedad, lo que dificulta su diagnóstico precoz y tratamiento. Por ello, sociedades científicas y pacientes insisten en que es importante implantar programas de detección temprana en la población de riesgo, para detectarla antes de que llegue a sus fases más avanzadas.
Y, según los afectados, es necesario que las autoridades sanitarias y las administraciones públicas realicen más esfuerzos para avanzar en la prevención y diagnóstico precoz de la ERC. «Con ello se frenaría su crecimiento y se lograría prevenir muchos casos, además de detectarlos en estadios más precoces, facilitando así además su tratamiento y un enlentecimiento de la progresión de la enfermedad», indican los portavoces.
El presidente de la S.E.N. advierte que, “si no se hace nada, para el año 2040, un tercio de las personas mayores de 65 años en España tendrán ERC y esta será la quinta causa de muerte en nuestro país. El objetivo es evitar llegar a una situación de deterioro de la función renal que requiera TRS, tanto por el alto impacto que tiene en la calidad de vida de las personas que viven con él, como por el impacto la sostenibilidad del sistema sanitario, ya que el TRS consume aproximadamente el 3% del presupuesto del Sistema Nacional de Salud”.
El papel del trasplante renal
Además de nuevas estrategias de prevención (primaria y secundaria) y de un mayor fomento del diagnóstico precoz, especialistas y pacientes solicitan otras medidas clave para avanzar en la mejora del tratamiento y la calidad de vida de las personas con ERC, como seguir fomentando el trasplante renal a través de donante fallecido y donante vivo y potenciar más las terapias de diálisis domiciliaria -con importantes beneficios clínicos y sociales para los pacientes, como mayor autonomía y conciliación laboral y familiar-, de manera que se pueda elevar al 25% el número de personas que inician la diálisis en sus propios hogares.
Sin embargo, el trasplante renal se ve condicionado por la limitada disponibilidad de riñones para trasplante en relación con el aumento progresivo de la carga de enfermedad renal y un descenso del potencial de donación, así como los obstáculos (clínicos, inmunológicos, geográficos) para el acceso al trasplante renal. De ahí, que los especialistas incidan en la necesidad de promover más la actividad de trasplante renal de donante vivo, con muy buenos resultados en términos de supervivencia del trasplante y reducción de complicaciones, y que representa ya el 10% del total de trasplantes de riñón.
En cuanto a los otros tipos de TRS, la S.E.N. subraya la importancia de la potenciación de las terapias de diálisis domiciliaria (diálisis peritoneal o hemodiálisis domiciliaria), de manera que se pueda elevar al 30% el número de personas que inician la diálisis en sus propios domicilios. Las terapias de diálisis domiciliaria son modalidades realizadas en el hogar del paciente, más flexibles y personalizadas que otras terapias tradicionales como la hemodiálisis en hospital, y proporcionan múltiples beneficios clínicos a la vez que mejoran la autonomía y la calidad de vida de los pacientes, facilitan su conciliación laboral y familiar, y contribuyen a la sostenibilidad del sistema sanitario (consume un 80% menos de agua que diálisis hospitalaria, y un 93% menos de electricidad, y genera un 60% menos de gases de efecto invernadero y un 35% menos de residuos).
“Es necesario apostar decididamente por la diálisis domiciliaria y la mejora de la atención y calidad de vida de los pacientes renales, a través de medidas como la creación y desarrollo de unidades de diálisis domiciliaria al menos en un hospital de cada provincia, la implantación de consultas ERCA (Enfermedad Renal Crónica Avanzada) acreditadas para asegurar la mejor atención sanitaria en fases avanzadas de la enfermedad, promover la diálisis domiciliaria y el acceso al trasplante renal y, sobre todo, la implantación de modelos de diálisis peritoneal asistida, que derribaría muchas barreras culturales que hoy frenan los tratamientos domiciliarios y son claves especialmente para las personas de más edad”, concluye Emilio Sánchez.