Durante 24 años, la vida profesional de Nel González Zapico ha estado focalizada en la consecución de un único propósito: transformar el ámbito de la salud mental. Y lo ha hecho defendiendo un enfoque humanístico centrado en reconocer la dignidad, la inclusión y el respeto que merecen todas las personas que conviven con trastornos mentales. Pero también desde el corazón del asociacionismo, un lugar que se ha encargado de transformar para que dejara de ser un espacio de ayuda y se convirtiera en un músculo activo de lucha por los derechos y la visibilidad de un colectivo históricamente marginado. Tras casi 25 años de compromiso y dedicación y como presidente de la Confederación Salud Mental España, hace balance de los progresos conseguidos y analiza los retos que afronta la salud mental en España en esta entrevista para Somos Pacientes.

¿Qué le llevó a involucrarse de manera tan activa en el ámbito de la salud mental?

Tuve una experiencia personal con un familiar cercano. Un sobrino mío sufrió un trastorno del sueño que le llevó a un trastorno mental. Esto coincidió con que, después de una etapa en mi vida que yo consideraba exitosa, pasé por una depresión debido a un desamor. A partir de ahí, decidí involucrarme. Y lo he hecho desde el voluntariado e, incluso, desarrollando estudios como auxiliar de psiquiatría. La salud mental se convirtió en la base de mi proyecto de vida. Y aquí estoy, 24 años después.

En estos 24 años, ¿cómo ha cambiado la salud mental?

Cuando comencé, el panorama era muy diferente. En aquel entonces, aún hablábamos de manicomios, lugares que nunca estaban enfocados en la recuperación de las personas, sino en su encierro y privación total de libertad. Pero también en la negación de su dignidad. Afortunadamente, en 1986 se dio un paso importante con la reforma sanitaria que empezó a tratar los trastornos mentales en hospitales generales, aunque el estigma sigue existiendo hasta hoy. La mayoría de manicomios cerraron, pero todavía hay centros que, con nombres más dulces y con tratamientos un poco más civilizados, siguen privando a las personas de su libertad, de su derecho de desarrollar un proyecto vital. No es que se niegue que pueda conseguir la máxima autonomía posible es que, sencillamente, no se contempla.

¿Crees que el enfoque de este ámbito debería ir hacia la atención comunitaria?

Por supuesto. El enfoque comunitario es fundamental, ya que permite que las personas reciban apoyo en su entorno cercano. Un ejemplo que estamos viendo en otros ámbitos es con las personas mayores, donde se busca que permanezcan en sus hogares con los apoyos necesarios en lugar de ser ingresados en residencias que, en muchos casos, están obsoletas. Lo mismo debería suceder en salud mental, para que las personas puedan desarrollarse en su entorno y no en centros cerrados. Pero, aunque existen experiencias exitosas en este ámbito, son casos muy aislados. Aún queda mucho por hacer en cuanto a atención comunitaria en salud mental.

Esta atención comunitaria, junto a la dimensión humana, debería ser la base de toda acción en salud mental. Desde luego, lo es para nosotros, que somos un movimiento de acogida, de apoyo, que informamos y que también orientamos a la gente. Desde 340 asociaciones que tenemos en España, atendemos a casi medio millón de personas al año, pero también llevamos estas necesidades y contradicciones graves a los sitios donde se legisla. Identificamos y hacemos cómplices a sus señorías.

Mencionas que hay contradicciones en la forma en que se aborda la salud mental. ¿A cuáles te refieres?

Una de las contradicciones más grandes es que seguimos viendo los problemas de salud mental como algo que solo afecta a unos pocos. Sin embargo, la salud mental es un asunto de todos. Por ejemplo, el problema de la soledad no deseada afecta gravemente a adolescentes, aunque antes pensábamos que solo afectaba a los mayores. Estos fenómenos nos muestran que debemos cambiar nuestra perspectiva y empezar a ver la salud mental como parte integral del bienestar general.

¿Crees que hemos avanzado en naturalizar la conversación sobre salud mental?

Hemos avanzado. Cada vez, más gente joven se da cuenta de que la salud mental es un derecho y debe ser garantizada. Pero aún nos queda camino: aún existe estigma y una falta de educación emocional. Esta debería trabajarse desde la educación infantil. En la Confederación Salud Mental España trabajamos en la promoción de la salud mental, que es esencial. Tenemos programas educativos como «Descubre», que buscan que los jóvenes conozcan más sobre la salud mental y prevengan riesgos. También abogamos por que la educación emocional se implemente desde las primeras etapas de la escuela, porque manejar nuestras emociones es clave para enfrentar la vida con herramientas adecuadas.

Hablas de promoción de la salud mental. ¿Cómo de importante es esta cuestión?

Te voy a dar la respuesta con un dato: los problema de salud mental suponen 62.000 millones de euros del PIB solamente en España, un 4% del PIB. Por lo que, hacer promoción no es gastar en salud mental, es invertir en salud futura, es ahorrar para las arcas del Estado, es ganar en bienestar y en respeto de derechos. Y el primer paso para hacer promoción no es otro que hablar de salud mental. Y esto lo estamos consiguiendo.

¿Qué recursos consideras necesarios para mejorar la salud mental en España?

Es necesaria una intervención efectiva en el ámbito educativo para fomentar el manejo emocional desde la infancia de una forma eficaz y seria. Además, pido más recursos económicos. La Ley General de Presupuestos del Estado es la que tiene que dotar de los recursos económicos para que se atienda adecuadamente a la salud mental y al bienestar de la gente como un derecho. Y eso implica tener desde sitios decentes, no zulos, para la gente. Y, en cuanto a los recursos humanos, sería necesario contar con profesionales de todas las especialidades que puedan atender a la gente en su recorrido vital. Desde psiquiatras hasta psicólogos, educadores y trabajadores sociales. También es crucial fortalecer la enfermería, que juega un papel fundamental en la atención directa a las personas.

La dignidad de la persona está implícitamente relacionada con la humanización. ¿Qué peso tendría esta cuestión en el abordaje de la salud mental?

Es clave tener recursos para la humanización del tratamiento, el contacto humano, la dignidad de las personas. La humanización no solo se trata de escuchar o tener un buen corazón, sino de respetar los derechos de las personas. Es fundamental recordar que, para cada persona, su salud mental es su vida y su derecho, y eso debe ser respetado rigurosamente. Sin ese respeto por la dignidad humana, estamos perdiendo la batalla antes de comenzar. Y me gustaría que la gente supiera que no solo existen los recursos sanitarios y sociales, también hay organizaciones de la sociedad civil que pueden ofrecer orientación y apoyo. Todos podemos hacer algo por nuestros vecinos, compañeros de trabajo o amigos. Se trata de crear redes, de hablar y escuchar, de apoyarnos mutuamente en nuestras vidas diarias. Eso es clave para una buena salud mental.