La Asociación de Enfermos y Familiares de Alzheimer de Soria (AFA Soria), miembro activo de Somos Pacientes, desarrolla dos veces por semana, gracias a la colaboración de los alumnos del colegio Nuestra Señora del Pilar de la localidad, un taller de musicoterapia dirigido a ejercitar la memoria y a potenciar la autoestima y sociabilidad de los pacientes con Alzheimer.
Como explica Carmen Martínez, educadora responsable de la estimulación cognitiva del centro de AFA Soria, “la musicoterapia es transversal, pues sirve tanto para evocar las palabras como para activar la atención. Y si bien hay enfermos que están muy deteriorados, que son incapaces de formar frases, cantando les salen todas”.
Fuente de recuerdos
Las canciones seleccionadas para el taller son conocidas por todos los pacientes, constituyéndose así como un medio terapéutico para que los enfermos ejerciten los mecanismos de la memoria. Es el caso, entre otras canciones, de ‘Asturias patria querida’, ‘Bésame mucho’, o ‘Desde Santurce a Bilbao’.
En palabras de Carmen Martínez, “la música es una fuente de recuerdos y una manera de que, mediante el canto, los pacientes no pierdan la capacidad del habla. La musicoterapia se aprovecha de esas melodías que todos recordamos para estimular la memoria”.
El beneficio es inmediato, y pacientes que no han articulado una palabra en varios días se desinhiben y se ponen a cantar con su pareja, interactuando así con ella. A ello también ayuda el taller de baile, que AFA Soria desarrolla una vez por semana y que complementa el programa de musicoterapia.
Fomentar las relaciones
Además, la musicoterapia, ayuda notablemente a los nuevos pacientes que llegan al centro. “Se integran enseguida cantando y se le van todos los miedos”, explica Martínez.
Y es que el taller no sólo ayuda a ejercitar la memoria. También promueve la relación entre los pacientes. Pues si bien son incapaces de mantener una conversación en aquellos casos en los que la enfermedad está avanzada, cuando cantan se relacionan socialmente. Según apunta Carmen Martínez, “les permite repartir las partituras, reírse. A veces, sale algún espontáneo cantando una jota, y esto es un avance importante”.