La Asociación Salud Mental Águilas (AFEMAC) puso en marcha en 2018 un Taller Práctico de Cine, aprovechando la relación de la asociación con el director de cine Benito Rabal, hijo del actor Paco Rabal. Hasta la fecha se han realizado cuatro ediciones y todas ellas han culminado en un cortometraje con una temática social relacionada con la salud mental. La idea es que el cine juegue un papel transformador en la mirada de la sociedad, puesto que las personas que tienen una enfermedad mental se enfrentan a muchas formas de discriminación, desprecio y rechazo social.
En 2022, AFEMAC presentó el corto El Lavadero, que aborda un tema controvertido: las dificultades que enfrentan las personas con problemas de salud mental al buscar empleo, así como su inserción en el mundo laboral.
Los objetivos y retos que se pretenden lograr con esta iniciativa giran en torno dos grandes líneas. Por un lado, trabajar la recuperación de las personas con problemas de salud mental utilizando el cine o la creación de cualquier tipo de material audiovisual como herramienta terapéutica. “Se pretendía con el taller, mejorar habilidades sociales y personales tales como la autoconciencia, la expresión y la comunicación, las relaciones interpersonales, la autoestima, la confianza en uno mismo y la creatividad. Además, se consideraba una buena manera de lograr que los participantes asumieran y practicaran un trabajo en equipo”, explican desde la asociación.
Por otro lado, otro gran objetivo era informar a la población en general a través de acciones de divulgación de la realidad actual que viven las personas con problemas de salud mental, como es la participación en diferentes certámenes cinematográficos y la difusión en redes sociales y medios de comunicación.
Asimismo, AFEMAC ha creado un espacio de trabajo que ha permitido el aprendizaje de diferentes técnicas propias del medio audiovisual y cinematográfico como pueden ser un largometraje, un corto, un video clip, un spot publicitario o un documental. Para ello, “hemos elaborado una serie de talleres donde se han trabajado en profundidad el proceso de elaboración de una película, estudiando y practicando todas las disciplinas implicadas en dicha creación como, entre otras, la producción, el guion, el atrezzo, la interpretación, la dirección, el rodaje y el montaje”, detallan.
Los talleres se han desarrollado a lo largo de los meses de junio a noviembre, a través de dos clases mensuales. En octubre se rodaron los diferentes cortometrajes y en noviembre se hizo el montaje. Al margen de las clases, los participantes han tenido que buscar o confeccionar lo necesario para la realización del cortometraje, decoración, utillaje, vestuario, etc., a fin de que fuesen ellos mismos quienes llevasen a cabo el peso de la producción. Cabe destacar que la grabación de los cortos ha corrido a cargo de Libelulafilm, un estudio de producción audiovisual que ha colaborado de manera desinteresada con la entidad.