Científicos de la Universidad de Texas (EE.UU.) y del Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias (CIC bioGUNE) de Bilbao investigan el posible carácter infeccioso de la enfermedad del Alzheimer, según un estudio publicado en la revista ‘Molecular Psychiatry’.

«Estos hallazgos ayudarán a entender los mecanismos moleculares implicados en la iniciación del Alzheimer y podrán contribuir al desarrollo de nuevas estrategias para la prevención e intervención de este tipo de enfermedades», explica Joaquín Castilla, investigador del CIC bioGUNE que ha participado en este ensayo.

Muy prematuro

En cualquier caso, los investigadores subrayan que todavía es muy prematuro concluir que el Alzheimer tiene una base infecciosa, como la tienen otro tipo de enfermedades como el VIH/sida o las denominadas enfermedades espongiformes transmisibles (como el mal de las ‘vacas locas’). Sin embargo, esta idea empieza a ganar peso en el campo de la investigación en neurociencias.

«Nuestros resultados sugieren que algunas de las anomalías cerebrales asociadas con el Alzheimer pueden ser inducidas por un mecanismo de transmisión similar al que ocurre en las enfermedades priónicas», afirma Castilla.

Mecanismos desconocidos

El Alzheimer se asocia a la acumulación de un péptido mal plegado en el cerebro (llamado beta-amiloide). Aunque existen evidencias que indican que el plegamiento erróneo y la posterior formación de pequeños agregados de este péptido es el fenómeno desencadenante de la dolencia, los mecanismos moleculares por los que estos agregados producen la enfermedad son aún desconocidos.

Según Castilla, la formación de los depósitos o placas amiloides se puede inducir en animales sanos mediante la inyección de extractos de cerebro de pacientes de Alzheimer. Los resultados muestran que la acumulación de placas amiloides aumentó progresivamente después de la inoculación realizada en ratones, y se observaron lesiones características en áreas cerebrales muy alejadas del punto de inyección.

¿Infección peculiar?

Los autores recuerdan que mientras que nadie duda de que la replicación de un virus como el VIH en las células linfoides es un claro ejemplo de un proceso infeccioso, la replicación de una única proteína o un simple péptido, como ocurre en la enfermedad de Alzheimer, «no reúne todas las características a las que estamos acostumbrados en la definición de infección».

«El principal problema para clasificar al Alzheimer como una enfermedad infecciosa radica en la ausencia de modelos adecuados que reproduzcan cada uno de sus procesos patogénicos. Si bien hemos demostrado que la formación de placas amiloides puede reproducirse de forma similar a lo que ocurre en una infección de priones, extrapolar este dato a que la enfermedad de Alzheimer es una enfermedad infecciosa es aún prematuro».

La ausencia de patología observada en los animales inoculados, y en este sentido, su más que dudosa capacidad de transmisión, hace dudar sobre la infectividad práctica, que no teórica, de la enfermedad de Alzheimer.