Las mujeres que no reciben tratamiento para la apnea del sueño grave tienen un riesgo hasta 3,5 veces mayor de fallecer por causas cardiovasculares. Sin embargo, aquellas tratadas con presión positiva continua tienen una mortalidad cardiovascular similar a la de las mujeres que no padecen trastornos del sueño.

Así lo ha demostrado un estudio de siete años de duración llevado a cabo por investigadores del Hospital Universitario de Valme de Sevilla y del Hospital General de Requena de Valencia con la participación de 1.116 mujeres. El trabajo, publicado en la revista Annals of Internal Medicine, es el primero realizado en el mundo para evaluar el impacto cardiovascular del tratamiento de la apnea del sueño en la población femenina.

El objetivo del tratamiento de esta dolencia es mantener las vías respiratorias abiertas de manera que la respiración no se detenga durante el sueño. La presión positiva continua se considera la primera opción para la mayoría de las personas. Esta terapia se administra por medio de una máquina con una máscara facial ajustada. Sin tratamiento, la apnea obstructiva del sueño puede provocar o empeorar la enfermedad cardiovascular, tal y como concluye este estudio español.

Problema de salud pública

La apnea obstructiva es una enfermedad que produce colapsos repetidos de la vía respiratoria superior, los cuales ocurren durante el sueño. Y como indican los investigadores del estudio, «constituye un auténtico problema de salud pública». Así se comprende cuando se observa no sólo que afecta a cerca del 4% de la población, sino también el importante deterioro que causa en la calidad de vida de los que la padecen.

Como explica el Dr. Francisco Campos-Rodríguez, neumólogo del Hospital Universitario de Valme y director de la investigación, «la apnea del sueño provoca somnolencia diurna excesiva, cansancio diurno y deterioro psicointelectual. Además, y entre otras consecuencias, incrementa el riesgo de accidentes de tráfico«.