La inteligencia de un ser humano no puede determinarse con una única prueba estándar de medición del cociente intelectual. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Ontario Occidental (Canadá) y publicado en la revista Neuron, que concluye que medir la inteligencia basándose solo en la prueba del cociente intelectual resulta «altamente engañoso«.

En palabras del doctor Adam Hampshire, investigador principal del estudio, «durante un siglo, los psicólogos han creído que podemos reducir las diferencias de las habilidades cognitivas a un sólo número, conocido como cociente intelectual; pero, ¿un solo número representa realmente la capacidad de un individuo para recordar, razonar y pensar?: la respuesta es un enfático no«.

Intelecto humano

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores evaluaron a través de internet a más de cien mil voluntarios de todo el mundo con el objetivo de determinar si las capacidades cognitivas de una persona pueden ser mensuradas con un solo factor.

Así, los participantes fueron sometidos a distintas pruebas cognitivas para medir distintos aspectos de la inteligencia, entre otros la memoria, el razonamiento, la atención y la capacidad de planificación. Asimismo, los participantes también fueron preguntados por sus antecedentes y estilos de vida.

Los resultados, como explican los autores, «muestran que las pruebas de cociente intelectual que se han utilizado durante décadas tienen fallos fundamentales, pues no tienen en consideración la compleja naturaleza del intelecto humano con todos sus distintos componentes».

Una capacidad cognitiva, tres componentes

Para corregir esta deficiencia, los investigadores diseñaron una serie de pruebas que, basadas en datos de estudios previos realizados con escáneres cerebrales, posibilitaban la medición a través de internet de una amplia variedad de capacidades cognitivas. Y, como apunta el doctor Hampshire, «observamos que cuando se analiza esta amplia variedad de capacidades cognitivas, las variaciones en la ejecución de los participantes pueden explicarse en tres componentes distintos: memoria a corto plazo, razonamiento y habilidad verbal”.

Posteriormente, y con objeto de confirmar los resultados, los autores sometieron a 16 participantes a pruebas de resonancia magnética funcional, con las que pudieron observar las diferencias en las capacidades cognitivas y trazar un mapa de las conexiones neuronales involucradas en la actividad cerebral.

Es más; las pruebas de resonancia constataron que los tres componentes referidos –memoria a corto plazo, razonamiento y habilidad verbal– correspondían a tres patrones distintos de actividad neural.

En definitiva, la inteligencia de los seres humanos se compone de circuitos diferentes y, mientras una persona puede destacar en un área, también puede no ser tan buena en las otras dos. «Nuestros resultados –concluyen los autores– desmienten de una vez por todas la idea de que una sola medida de inteligencia, como es el cociente intelectual, es suficiente para concentrar todas las diferencias en la capacidad cognitiva que vemos entre las personas; el cerebro humano es el objeto más complejo que se conoce, y la idea de que solo existe una medida de la inteligencia tiene que estar equivocada».

– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘Neuron’?