La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) ha presentado su nuevo documento de posicionamiento, MetaObesidad 2025, un decálogo que propone actualizar la forma en que se entiende, diagnostica y trata la obesidad en España. Este documento refleja la necesidad urgente de cambiar la narrativa sobre esta enfermedad, alejándose de los enfoques tradicionales basados únicamente en el índice de masa corporal (IMC) y promoviendo una visión más integral y personalizada.
La SEEDO considera la obesidad como una enfermedad crónica, progresiva y recurrente que afecta tanto la salud física como mental de quienes la padecen. Lejos de ser un simple problema de exceso de peso, la obesidad es un trastorno complejo en cuyo desarrollo intervienen factores genéticos, biológicos, ambientales, socioeconómicos y de estilo de vida. Además, se asocia a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades graves como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, esteatosis hepática e incluso ciertos tipos de cáncer.
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El decálogo destaca que la obesidad debe ser reconocida y tratada como una enfermedad en todas sus etapas, desde fases asintomáticas hasta condiciones más graves o discapacitantes.
Más allá del IMC
Uno de los puntos clave del documento es la crítica al uso exclusivo del IMC como indicador para diagnosticar la obesidad. La SEEDO subraya que este parámetro no refleja aspectos esenciales como la distribución del tejido adiposo ni su funcionalidad, elementos cruciales para entender el riesgo real de comorbilidades asociadas.
En este sentido, el documento recomienda combinar el IMC con otras mediciones, como la circunferencia de cintura (CC) o el cociente cintura-estatura, además de técnicas avanzadas para evaluar la composición corporal, como la bioimpedancia eléctrica y la ecografía nutricional. También se destaca la importancia del uso de biomarcadores bioquímicos y moleculares para un diagnóstico más preciso y personalizado.
La acumulación de grasa abdominal, por ejemplo, es un factor de riesgo más determinante para las complicaciones cardiometabólicas que el propio IMC, incluso en personas que no alcanzan los umbrales de obesidad según los estándares tradicionales.
Abordaje sin estigma
Otro de los aspectos que aborda el informe es la necesidad de erradicar el estigma social que sufren las personas con obesidad, una discriminación que también se observa en entornos sanitarios. La sociedad científica aboga por el uso de un lenguaje no estigmatizante, centrado en la persona, que evite definir a los individuos por su enfermedad.
“El estigma asociado a la obesidad no sólo incide en la autoestima y la salud mental de quienes la padecen, sino que también constituye una barrera para buscar atención médica y adherirse a los tratamientos”, señalan desde la SEEDO. Por ello, el decálogo establece directrices clínicas y busca fomentar un cambio cultural en la forma en que la sociedad percibe la obesidad.
Por otra parte, el decálogo indica que el abordaje de la obesidad debe ser integral, personalizado y sostenido en el tiempo, teniendo en cuenta las complicaciones médicas, funcionales y psicológicas asociadas. Para la SEEDO, el tratamiento no debe centrarse únicamente en la pérdida de peso, sino también en la mejora de la calidad de vida y el bienestar mental de las personas afectadas.
Multidiciplinariedad
En este sentido, se recomienda diseñar equipos multidisciplinares en los que participen profesionales de diversas áreas de la salud, desde endocrinólogos y nutricionistas hasta psicólogos y especialistas en actividad física. Y no sólo para el tratamiento del paciente, sino también para trabajar en materia de prevención. Este aspecto es fundamental en un contexto donde factores como la vida sedentaria, la mala calidad del sueño, el estrés crónico y la alimentación hipercalórica contribuyen a incrementar las cifras de obesidad.
De esta manera, la SEEDO redefine su posicionamiento científico y reclama acciones concretas a los responsables de políticas de salud, profesionales sanitarios, medios de comunicación y la sociedad en general. Su objetivo es claro: mejorar la comprensión de la obesidad, promover su prevención y garantizar un tratamiento digno y efectivo para todas las personas que conviven con esta enfermedad.