Las personas con obesidad tienen la mitad de riesgo –un 49%– que la población general de fallecer por insuficiencia cardiaca. Y es que, como muestra el estudio ‘Influencia de la obesidad y la desnutrición en la insuficiencia cardiaca aguda’, publicado en la Revista Española de Cardiología, el pronóstico de la insuficiencia cardiaca es significativamente mejor en la población obesa, cuyo riesgo de reingreso es también hasta un 19% menor.
Esta asociación entre obesidad e insuficiencia cardiaca es conocida mundialmente en el mundo científico como la paradoja de la obesidad. Como explican desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC), «el exceso de peso viene acompañado de una mayor reserva metabólica, lo que permite una mayor supervivencia a las descompensaciones agudas por enfermedad crónica«. Todo ello a pesar de que la obesidad es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular que cada año causa en España cerca de 28.000 muertes.
De hecho, los resultados alcanzados en el estudio con las personas con desnutrición son negativos. Frente a la población con un peso normal, como resaltan los autores, «la población desnutrida tiene el doble de probabilidades de fallecer por insuficiencia cardiaca y un riesgo de reingreso un 36% superior«.
Aún así, factor de riesgo
El menor riesgo de mortalidad por insuficiencia cardiaca en la población obesa también podría venir explicado, según los autores, precisamente «por la aparición precoz de esta insuficiencia en la población obesa y su consecuente tratamiento«. Sea como fuere, la SEC recuerda que la obesidad y el sobrepeso «siguen considerándose como uno de los principales factores de riesgo cardiovascular«, razón por la que recomienda «un mejor control del peso y el seguimiento de una dieta saludable«.
El estudio ha sido realizado por los departamentos de Medicina Interna y de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid), el Hospital Infanta Cristina de Parla (Madrid), el Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Madrid), el Hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid) y el Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid.