Cumplidos los 70 años, comer en exceso incrementa significativamente el riesgo de deterioro cognitivo leve, entidad clínica previa a la demencia caracterizada por la pérdida de memoria. De hecho, el riesgo se duplica cuando la persona consume más de 2.100 calorías diarias.
La Academia Americana de Neurología define el deterioro cognitivo leve como el estado entre la pérdida normal de memoria propia del envejecimiento y la fase inicial de la enfermedad de Alzheimer. Y como indica el Dr. Yonas Geda, de la Clínica Mayo en Scottsdale (Estados Unidos) e investigador principal del estudio, “reducir las calorías y seguir una dieta saludable puede ser una manera muy sencilla de prevenir la pérdida de memoria a medida que se envejece”.
Además, y como muestra el estudio, el efecto de la ingesta calórica sobre el deterioro cognitivo leve es independiente de otros factores que pueden afectar a la memoria del paciente, caso de, entre otros, la historia clínica, la diabetes o el nivel educativo.
Más calorías, mayor riesgo
En el estudio participaron 1.233 personas sin demencia con edades comprendidas entre los 70 y los 89 años. Todos los participantes notificaron la cantidad de calorías que consumían diariamente, siendo divididos en tres grupos en función de su ingesta calórica. Así, un tercio consumía entre 600 y 1.526 calorías diarias, otro tercio entre 1.526 y 2.143, y una tercera parte entre 2.143 y 6.000 calorías por día.
Los resultados mostraron que la probabilidad de deterioro cognitivo leve en el grupo de mayor consumo calórico duplicaba la que presentaban los participantes que consumían menos calorías. Por ello, concluyen los autores, “cuanto mayor es la cantidad de calorías consumida, mayor es el riesgo de deterioro cognitivo leve”.
Los resultados del estudio serán presentados en abril en la Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología que se celebrará en Nueva Orleans (Estados Unidos).
– ¿Quieres consultar el comunicado de prensa (en inglés) sobre el estudio publicado por la Academia Americana de Neurología?