Si bien los trastornos de la alimentación han sido tradicionalmente considerados como un problema de los adolescentes y de las mujeres jóvenes, las últimas evidencias apuntan a que se trata de un problema independiente de la edad. Como muestra un estudio publicado en la revista International Journal of Eating Disorders, el 62% de las mujeres mayores de 50 años reconoce que su peso o su figura tienen un impacto negativo sobre su vida.

El resultado es que hasta un 70% de las mujeres en su quinta década de vida trata de perder peso, un 3,5% reconoce comer compulsivamente (‘binge eating’) y un 8% recurrir al ayuno, los vómitos, las purgas y los laxantes.

Como explica la Dra. Cynthia Bulik, directora del Programa de Trastornos de la Alimentación de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) e investigadora principal del estudio, «sabemos muy poco acerca de cómo se sienten con sus cuerpos las mujeres que han cumplido o superado los 50 años; una asunción generalizada, y desafortunada, es que estas mujeres no tienen trastornos alimentarios y no están insatisfechas con sus cuerpos, pero en realidad nadie se ha molestado en preguntar».

Tal es así que, «dado que la gran mayoría de estudios se centran en las mujeres más jóvenes, hemos intentado averiguar qué sucede en la población femenina a estas edades para establecer las posibles medidas a adoptar».

También superados los 75

Para llevar a cabo su estudio, los investigadores analizaron por medio de la encuesta ‘Imagen Corporal de las Mujeres de 50 o más años; Dinos lo que piensas y lo que sientes’ a 1.849 mujeres estadounidenses incluidas en el Estudio de Género e Imagen Corporal (GABI). La mediana de edad de las participantes, de las que un 27% era obesa, el 29% tenía sobrepeso y un 42% un peso normal, se estableció en 59 años.

Los resultados muestran la elevada prevalencia de los trastornos de la alimentación: el 8% de las mujeres reconoció recurrir al ayuno, los vómitos, las purgas y los laxantes en los últimos cinco años, mientras el 3,5% aseguró haber comido compulsivamente en el último mes. Y como apunta la Dra. Bulik, «si bien estos comportamientos fueron más prevalentes en las mujeres que acababan de superar los 50, también se observaron en las mayores de 75«.

Asimismo, el 36% reconoció que la mitad del tiempo transcurrido en los últimos cinco años había seguido una dieta, el 41% que comprobaba su peso todos los días, y el 40% que obligaba a su pareja a pesarse al menos dos veces por semana.

De hecho, «el 62% de las mujeres aseguró que su peso o su figura tenían un impacto negativo sobre su vida, el 79% reconoció que le afectaba a la percepción que tenía de sí misma y el 64% afirmó que pensaba en ello a diario», indican los autores.

Soluciones ‘poco saludables’

Con objeto de bajar su peso, las mujeres reconocieron recurrir a distintos métodos poco saludables, caso de las píldoras dietéticas (7,5%), la práctica excesiva de ejercicio (7%), los diuréticos (2,5%), los laxantes (2%) y los vómitos (1%). Y es que el 66% declaraba sentirse ‘desdichada’ con su apariencia general, porcentaje que era superior cuando se refería particularmente a su estómago (84%) o figura (73%).

En definitiva, como añade la Dr. Bulik, «los trastornos de la alimentación, así como los problemas sobre el peso y la figura, no entienden de edad». «Por ello, los profesionales sanitarios deberían mantenerse alerta ante la presentación de estos síntomas, que pueden ejercer una influencia muy negativa en el bienestar físico y emocional de las mujeres maduras», concluye.