En torno al 10% de los recién nacidos que sufren algún tipo de daño cerebral no lo manifiestan hasta que, ya cumplidos los seis o siete años de vida, la intervención se hace mucho más compleja. Los estudios que aportan estos datos insisten en que el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano de muchos de estos trastornos es esencial de cara a la mejor evolución del proceso y al futuro de los pequeños.

Cada año, en España, 30.000 recién nacidos que padecieron retraso de crecimiento fetal durante su gestación presentan este tipo de lesiones cerebrales. Las secuelas, que por lo general van de leves a moderadas, se relacionan con trastornos cardiovasculares e inciden en su capacidad cognitiva.

Estimulación cerebral

La estimulación cerebral en los primeros años soluciona estos problemas en un significativo porcentaje de casos, pero los sistemas actuales de detección, como ecografías y resonancias magnéticas, resultan insuficientes y no detectan a tiempo las lesiones.

Esta realidad da mayor calado al trabajo de un grupo de investigadores del Hospital Clínic de Barcelona que ha identificado una serie de conexiones cerebrales que hacen posible prever lesiones en niños con menos de un año de vida, en los que aún no ha concluido su proceso de formación cerebral.

Sinapsis y uniones neuronales

Eduard Gratacós.

«Teniendo en cuenta que la maduración del cerebro se desarrolla hasta los dos años», afirma el director de la investigación, doctor Eduard Gratacós, jefe del Servicio de Medicina Maternofetal del Clínic, «se abre una oportunidad de mucho interés para evitar o paliar el daño pues la detección precoz hace posible instaurar tratamientos que en muchos casos reducirán o eliminarán el impacto que, de no hacerse nada, muy probablemente aflorará más tarde».

La identificación de sinapsis y uniones neuronales en recién nacidos que presentaban retraso de crecimiento fetal y su comparación con las de bebés que tuvieron un proceso normal de gestación ha permitido establecer las diferencias de conexión a nivel cerebral y establecer los trastornos de neurodesarrollo. «A partir del primer año de vida podemos prever si el niño tiene riesgo de lesión y, en consecuencia, si requiere estímulos cerebrales concretos», concluye el Dr. Gratacós.

Resultados preliminares

Aunque se trata de resultados preliminares que necesitan más desarrollo, abren la puerta a disponer de biomarcadores individuales de imagen en la práctica clínica en pocos años. En resumen, dado que a partir de ahora este puede convertirse en un problema detectable, representa una oportunidad para intervenir en una de las causas principales de alteraciones de la calidad de vida y salud de un parte muy importante de la población en el momento más sensible e importante de la vida.

– El dato: El retraso de crecimiento intrauterino es un problema de salud relevante. Ocurre hasta el 6-7% de los embarazos (anualmente, 30.000 casos en España y más de un millón en el mundo). Aunque generalmente es leve y no produce complicaciones graves en el momento, es una causa frecuente de trastornos del neurodesarrollo cerebral y cardiovascular.