Los mayores de 75 años que siguen un estilo de vida saludable pueden incrementar en hasta seis años su esperanza de vida. De acuerdo con los resultados de un estudio publicado en la revista ‘British Medical Journal’, llevar un estilo de vida saludable se asocia con un incremento de cinco años en la esperanza de vida de las mujeres y de seis en la de los varones.

La Dra. Debora Rizzuto, del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) e investigadora principal del estudio, apunta:  «los estilos de vida saludable, caso de no fumar y practicar ejercicio físico, también se asocian con una mayor longevidad cuando se han superado los 75 años de edad; y el beneficio, si bien atenuado, también se observa en las personas más mayores, las que ya han superado los 85 años, y en la población con enfermedades crónicas».

Activos y sociales

Diversos estudios han constatado que distintos factores del estilo de vida, caso entre otros del sobrepeso, el hábito tabáquico y el consumo excesivo de alcohol, aumentan el riesgo de muerte entre las personas adultas. Sin embargo, hasta ahora se desconocía si estas asociaciones resultaban aplicables a las personas que ya han cumplido los 75 años.

Por ello, los investigadores analizaron las diferencias en la supervivencia de cerca de 1.800 mayores de 75 años, centrándose fundamentalmente en distintos factores modificables como los hábitos de vida, las actividades de ocio, y sus redes sociales. Para ello, se registraron datos sobre edad, sexo, ocupación, educación, hábitos de vida, redes sociales y ocio.

Los participantes fueron seguidos durante 18 años (1987-2005), período en el que la mitad de la muestra superó la edad de 90 años. El perfil medio de las personas más longevas, principalmente mujeres, vino definido por una persona con un alto nivel educativo, un comportamiento de vida saludable, una mejor red social y una participación activa en actividades de ocio.

Ejercicio y tabaco

En este contexto, y por lo que hace referencia a las actividades de ocio que mayor influencia presentaron sobre la supervivencia, debe destacarse el papel del ejercicio físico. No en vano, los participantes que nadaban, caminaban o hacían gimnasia con regularidad tenían una edad promedio hasta dos años mayor en el momento del fallecimiento.

Por su parte, y por lo que respecta al tabaquismo, los resultados mostraron que los fumadores viven un año menos que los no fumadores. Además, los ex fumadores presentaban un patrón similar de supervivencia que los no fumadores, un aspecto que sugiere que dejar de fumar en la mediana edad reduce el efecto del tabaco sobre la mortalidad.

Por todo ello, como concluyen los investigadores, «los resultados sugieren que el fomento de hábitos de vida favorables, incluso en edades avanzadas, puede aumentar la esperanza de vida, probablemente por la reducción de la morbilidad«.

– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘British Medical Journal’?