Aunque la prevención, el diagnóstico precoz y los avances terapéuticos seguirán marcando la diferencia contra el cáncer colorrectal, el compromiso multidisciplinario también será clave para transformar el futuro de la enfermedad. Y, en este punto, la oncología radioterápica tiene mucho que aportar junto a médicos digestivos, radiólogos, cirujanos, patólogos, oncólogos médicos y especialistas en psico-oncología. En concreto, el avance en ensayos clínicos, el desarrollo tecnológico y la atención integral al paciente refuerzan el papel imprescindible de esta especialidad para mejorar la supervivencia global y optimizar la calidad de vida de los pacientes, ofreciendo tratamientos más eficaces y menos agresivos.

El Dr. Sigfredo Romero, oncólogo radioterápico y coordinador del Grupo de tumores digestivos SEOR-GI, señala que “en los últimos años, la oncología radioterápica ha avanzado significativamente, consolidándose como un pilar fundamental en el tratamiento del cáncer colorrectal.

Estrategias innovadoras de la radioterapia

Según la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), para este año se prevé que 44.573 personas sean diagnosticadas con cáncer de colon y recto en España, el segundo tipo de cáncer más común tanto en hombres como en mujeres, lo que resalta la necesidad de reforzar la conciencia pública sobre su prevención y tratamiento. El cribado poblacional ha demostrado ser una herramienta fundamental en la detección temprana. En España, el test de sangre oculta en heces (SOH) se recomienda para personas mayores de 50 años.

Estudios recientes han alertado sobre un incremento preocupante de casos en personas menores de esa edad, lo que sugiere la necesidad de revisar las estrategias de cribado y concienciar sobre factores de riesgo como el sedentarismo, la obesidad infantil y los hábitos alimentarios poco saludables.

Técnicas punteras de radioterapia

La innovación tecnológica sigue transformando el tratamiento del cáncer colorrectal. La terapia con haces de protones (PBT) es una alternativa creciente en España, “que permite dirigir la radiación con mayor precisión, minimizando el impacto en órganos sanos”, afirma el Dr. Romero, añadiendo que “la radioterapia guiada por resonancia magnética (MRgRT) ha marcado la diferencia en la personalización del tratamiento, al permitir un ajuste en tiempo real de la radiación en función del movimiento del tumor”.

En el cáncer de recto localmente avanzado, la radioterapia preoperatoria combinada con quimioterapia ha demostrado mejorar el control de la enfermedad y la supervivencia global”. El Dr. Romero explica que “una de las estrategias más innovadoras es la Terapia Neoadyuvante Total (TNT), un enfoque que combina quimioterapia y radioterapia antes de la cirugía para optimizar la respuesta al tratamiento. La radioterapia puede administrarse en un ciclo largo de 25-28 días con dosis fraccionadas o en un ciclo corto de 5 días, seguido o precedido de quimioterapia. Estos esquemas han permitido realizar cirugías más conservadoras e, incluso, en casos donde se logra una respuesta completa, evitar la intervención quirúrgica mediante la estrategia «watch and wait» (esperar y observar), ofreciendo así una mejor calidad de vida a los pacientes”.

radioterapia

Además, “la incorporación de la Radioterapia Intraoperatoria (RIO) ha permitido administrar dosis elevadas de radiación directamente en el lecho tumoral tras la cirugía, lo que resulta especialmente útil en tumores grandes, márgenes quirúrgicos afectos o recurrencias locales. Por otro lado, la Radioterapia Corporal Estereotáctica (SBRT) que permite administrar alta dosis de radiación en volúmenes reducidos y en pocos días, ha demostrado ser muy eficaz en el control de metástasis en hígado, pulmones, ganglios linfáticos y huesos, reduciendo síntomas y mejorando la calidad de vida de los pacientes”, añade el experto.

El avance en ensayos clínicos, el desarrollo tecnológico y la atención integral al paciente refuerzan el papel imprescindible de la oncología radioterápica contra el cáncer de colon y recto. “No solo enfrentamos el reto de mejorar la supervivencia global, sino también de optimizar la calidad de vida de los pacientes, ofreciendo tratamientos menos agresivos y más efectivos”, concluye el coordinador de SEOR-GI.