Este mes de octubre se cumplen 18 años del inicio en nuestro país del sistema de recogida selectiva de los restos de medicamentos que se generan en los domicilios particulares, cuyo reciclaje comienza en los contenedores de color blanco –los denominados ‘Puntos SIGRE’– habilitados en las 22.000 oficinas de farmacia repartidas por toda la geografía española.
Como destaca SIGRE, entidad sin ánimo de lucro encargada de gestionar y coordinar esta importante actividad medioambiental y sanitaria, “en este periodo de tiempo, la concienciación ciudadana ha ido en aumento año tras año, hasta el punto de que en la actualidad el 86% de las familias declara haber incorporado ya el reciclado de estos residuos entre los hábitos medioambientales del hogar”.
Un reciclaje en el que, continúa SIGRE, “el paciente y sus familiares se convierten en los auténticos protagonistas. Gracias a su colaboración se evita que los envases y restos de medicamentos se tiren a la basura o por el desagüe, con el consiguiente riesgo de contaminación de los suelos y aguas”.
Protección del medioambiente
Desde su constitución hace ya 18 años por la industria farmacéutica, SIGRE, que cuenta con la participación de las farmacias y de las empresas de distribución de medicamentos, ha llevado a cabo numerosas campañas informativas para crear en la sociedad española una auténtica conciencia medioambiental alrededor del medicamento.
Concretamente, en estas campañas se presta una especial atención a dos conceptos, siendo el primero de los mismos la revisión periódica del botiquín doméstico para retirar aquellos medicamentos que se encuentren caducados o que, simplemente, ya no se necesitan.
Como explica SIGRE, “esta acción tiene una gran importancia si se observa que en el 95% de las ocasiones en que se realiza esa revisión del botiquín doméstico se encuentra o retira algún medicamento caducado, con el consiguiente riesgo que su uso hubiese podido tener para la salud del paciente”.
Un segundo concepto es el de uso responsable de los antibióticos. Desde su descubrimiento, estos medicamentos han sido una de las piedras angulares de la medicina moderna. Sin embargo, el abuso y el uso indebido en los humanos y los animales han facilitado la aparición y propagación de resistencias bacterianas, con lo que los fármacos utilizados para tratar las infecciones dejan de ser eficaces.
“Cuando se use un antibiótico –recuerda SIGRE– es necesario seguir las indicaciones que nos haya dado el médico o farmacéutico, completar y finalizar el tratamiento prescrito y llevar los restos no usados al ‘Punto SIGRE’. De esta forma será posible luchar eficazmente contra las resistencias bacterianas”.
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