El Comité de Nutrición y Lactancia Materna (CNYLM) de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) han dado a conocer un documento de posicionamiento sobre la influencia de la lactancia materna en la salud dental. El texto subraya el impacto beneficioso de esta práctica tanto para la salud general del lactante y de la madre como para el desarrollo óptimo de la mandíbula y los dientes del bebé. Y subraya que le confiere menor probabilidad de desarrollar patrones musculares disfuncionales.

“Un niño amamantado tiene menos probabilidades de sufrir maloclusión y malposición dental y junto con la dieta, la higiene dental y bucal, la lactancia materna es crucial para prevenir las cavidades de la caries dental. Si bien contiene lactosa compuesta por dos azúcares simples, galactosa y glucosa, como fuente de hidratos de carbono principal, en sí misma, la leche materna no es cariogénica”, indica el documento.

Los profesionales recuerdan que el uso de biberones puede interferir con el adecuado desarrollo del maxilar y la musculatura facial. Para prevenirlo, se recomienda usar tetinas anatómicas con un orificio pequeño y abandonar progresivamente su uso hacia los 12 meses para fomentar el cambio de un patrón alimenticio de succión a masticación; razón por la cual los padres deben intentar que sus hijos beban de una taza hacia el primer año de vida. Con la erupción de los primeros molares temporales, alrededor de los 18 meses, la masticación se vuelve más eficiente y es a partir de ese momento cuando se debe abandonar definitivamente el biberón. 

La importancia de una correcta higiene dental

Este documento también ofrece recomendaciones específicas sobre cuidados bucales en los primeros meses y años de vida. Indica que el cuidado de la boca del niño es responsabilidad de los padres o cuidadores hasta que adquiera la habilidad motora suficiente para hacerlo sólo que, por norma, se consigue sobre los 7 o 10 años. A partir de este momento y hasta la adolescencia, se recomienda la supervisión por un adulto en el cepillado nocturno. Se recomienda comenzar la higiene de los dientes con la erupción del primer diente temporal o “de leche”, que suele darse a los seis meses de edad, dos veces al día; en la mañana y, sobre todo, por la noche.

Y es que, la caries dental es la enfermedad infecciosa crónica no transmisible más prevalente en la infancia. Provoca graves repercusiones en la salud general del lactante y del niño que tendrá su impacto en la edad adulta. De hecho, existe una relación directa entre el cuidado inadecuado de la dentición temporal y la aparición de lesiones de caries en los dientes temporales y permanentes. Es decir, un niño con lesiones de caries en sus “dientes de leche” será probablemente un niño con lesiones de caries en los dientes permanentes. Las lesiones de caries se pueden detener si se detectan en sus fases más precoces. 

Recomendaciones para padres sobre el cuidado de los dientes de sus hijos

  1. El cuidado de la higiene oral en el lactante (0 a 2 años) o en el niño pequeño en edad preescolar (3 a 5 años) es fundamental para su salud a corto, medio y largo plazo.
  2. El cuidado adecuado de la boca del lactante evita problemas bucales en el futuro. Es muy importante que un profesional revise la evolución de los primeros dientes, de las encías y de toda la boca en general.
  3. Se debe evitar el contacto del lactante con la saliva de los adultos que conviven con él. Por tanto, no se debe soplar los alimentos que el lactante va a ingerir, para evitar que se contaminen con las microgotas que el adulto puede expulsar al soplar.
  4. Se debe limpiar la boca del lactante y del niño pequeño al menos dos veces al día. Debe hacerse de forma suave, tanto por la parte delantera de los dientes como por la trasera.
  5. El cepillado dental en niños es efectivo sólo si es realizado por un adulto. El autolimpiado lo realizará cuando posea la habilidad motora adecuada, que suele producirse alrededor de los 7 años.
  6. La higiene oral se realiza tanto para establecer unos buenos hábitos orales como para proteger los dientes temporales. Al habituar al niño a una correcta limpieza dental suave y a pasar el hilo dental, se creará un patrón de cuidados bucales que lo acompañarán durante el resto de su vida.
  7. No acostar al niño con un biberón que contenga algo que no sea agua.
  8. No mojar su chupete en sustancias dulces.
  9. Ofrecer un mordedor para las épocas de erupción.
  10. Se indica, con la máxima recomendación, la revisión por un odontopediatra desde el primer año de vida en las Unidades de Salud Bucodental de referencia, dentro de los programas establecidos en cada comunidad autónoma. Se debe tener en cuenta que existen niños con patologías de riesgo con mayor dificultad para la higiene dental, por lo que estos niños deben ser remitidos al odontopediatra desde su diagnóstico.