Este viernes 7 de septiembre se clausura en Guadarrama (Madrid) el IV Campamento Rehabilitación y Diversión Fundación MAPFRE, en el que desde el día 3 lunes 17 niños con edades entre los 6 y los 13 años y que han sufrido la pérdida de un miembro superior o han nacido con patologías congénitas aprenden un mejor uso de sus próstesis mioeléctricas.

Como informa Fundación MAPFRE, «el objetivo de esta iniciativa, pionera en nuestro país, es enseñar a los niños a mejorar el uso de las prótesis mioeléctricas para que puedan realizar con más facilidad distintas tareas básicas del día a día, así como actividades deportivas, especialmente con motivo del inicio del nuevo curso escolar».

También para familiares

El campamento, organizado en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos, resulta ciertamente positivo tanto para los niños como para sus padres. Así, y durante esta semana, profesionales de la Universidad, médicos especialistas en rehabilitación, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicólogos y monitores de tiempo libre trabajan estrechamente y de manera coordinada con las familias para que la rehabilitación de los niños sea lo más eficaz posible.

Asimismo, los padres también reciben orientación psicológica y disponen de un espacio para compartir experiencias y aclarar dudas con otros progenitores.

300 prótesis anuales

El campamento sigue el modelo implantado hace ya varios años en distintos países, en los que se llevan cabo iniciativas que combinan rehabilitación con actividades de ocio y diversión. El objetivo final es el de incrementar la autonomía de los niños que han sufrido alguna amputación, fomentar su integración plena en la sociedad y, sobre todo, enseñarles a convivir y ‘llevarse bien’ con sus prótesis.

En este contexto, y de acuerdo con los datos de la Federación Española de Ortesistas Protesistas (FEDOP), en torno a 1.850 españoles de hasta 14 años han sido diagnosticados de agenesia o deficiencia de miembro superior, una cifra que alcanza las 6.845 personas en todos los tramos de edad.

En nuestro país se implantan cada año cerca de 300 prótesis, nuevas o de reposición –se dañan o rompen por el uso o es necesario cambiarlas cuando los niños crecen–. Su coste oscila entre los 15.000 y los 30.000 euros en función del tipo de amputación, «un precio elevado –apunta Fundación MAPFRE– pero de incalculable valor, ya que permite a estas personas ser casi iguales a otros niños, tanto a nivel funcional como estético«.