Con la llegada de la primavera, aumentan significativamente las consultas médicas por crisis asmáticas, un fenómeno directamente relacionado con el incremento de los niveles de polen en el aire. Los expertos advierten de la importancia de un control riguroso del asma durante esta estación, especialmente entre las personas que ya han sido diagnosticadas, pero también entre quienes podrían estar desarrollando síntomas sin saberlo.

Según la doctora Amina Bekki, neumóloga del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, es fundamental que los pacientes con asma mantengan al día su tratamiento, se sometan a revisiones periódicas y conozcan los factores que pueden agravar su enfermedad, como la exposición a pólenes y los cambios bruscos de temperatura.

“El polen que liberan las plantas en esta época puede desencadenar alergias respiratorias y aumentar la inflamación de las vías respiratorias en personas con asma”, advierte la doctora Bekki. Además del entorno vegetal, las variaciones térmicas típicas de la primavera pueden empeorar los síntomas en muchos pacientes, provocando desde leves molestias hasta episodios graves que requieren atención médica urgente.

La importancia del diagnóstico temprano

El asma, una enfermedad crónica que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, sigue siendo una de las principales causas de hospitalización y ausencias laborales y escolares. Su impacto en la calidad de vida de los pacientes es notable, especialmente cuando no se diagnostica a tiempo o no se maneja adecuadamente.

Uno de los grandes retos en el abordaje del asma es su infradiagnóstico. “Muchas veces, los síntomas se confunden con los de otras afecciones respiratorias como los resfriados o infecciones”, indica la especialista. Por eso, subraya la importancia de que la población esté atenta a signos como la tos crónica, la opresión torácica, las sibilancias frecuentes o las dificultades respiratorias, y que consulten al médico si estos síntomas persisten.

Entre las pruebas diagnósticas más eficaces destaca la espirometría, un procedimiento sencillo y no invasivo que permite evaluar la función pulmonar. También pueden complementarse con test de alergias o análisis de sangre, según el perfil de cada paciente.

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Tratamientos personalizados

La atención personalizada se sitúa en el centro del abordaje del asma. “Un diagnóstico precoz permite diseñar un plan de tratamiento ajustado a cada caso, combinando medicamentos de control y de alivio rápido con medidas de modificación del entorno”, detalla la neumóloga. En este sentido, conocer los desencadenantes específicos –como el polen, el polvo o la humedad– puede marcar la diferencia en el control de la enfermedad.

Junto al tratamiento farmacológico, la educación del paciente y el seguimiento regular son fundamentales. Esto incluye desde la correcta administración de los inhaladores hasta la adopción de hábitos que reduzcan la exposición a factores de riesgo. En el caso de los menores, la implicación de padres y cuidadores es esencial para garantizar una atención continuada.