Uno de los muchos problemas a los que se enfrenta el paciente de cáncer es el proceso de cambio corporal provocado tanto por la enfermedad como por los tratamientos. Un tema que se va a tratar en la jornada que la Asociación Cáncer de Mama y Ovario Hereditario – AMOH celebra hoy en Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Esta problemática repercute en una disminución de la autoestima, en reacciones emocionales de pérdida y en depresión, lo que también se conoce como duelo corporal y que puede tratarse a través de la psicooncología con un tratamiento personalizado, en función de las necesidades del paciente oncológico.
Profesionales especializadas en esta área como Mª Isabel González, de MD Anderson Cancer Center Madrid, explican que estos cambios tan radicales generan desasosiego en el afectado, ya que se ve acechado por el miedo, la incertidumbre, la frustración y la tristeza. «Hablamos de caída de cabello, desfiguración facial e, incluso, ciertos abordajes como amputaciones u ostomías, que no sólo afectan a la imagen sino también al funcionamiento del cuerpo», comenta González.
Por otra parte, asegura que hay diferentes niveles en el impacto psicológico que recibe el paciente oncológico, en función de la intensidad y la duración de esa ‘transformación’. «Hay pérdidas que son temporales y reversibles, como la alopecia después de una quimioterapia, mientras que otras son irreversibles, por lo que tenemos que adaptarnos de manera indefinida a esa nueva situación». Por eso, es importante evaluar las necesidades que van apareciendo en el enfermo y ayudarle a convertir las amenazas en retos a superar.
Las necesidades cambian
“Las necesidades del paciente oncológico no son iguales a lo largo del proceso, que va desde el diagnóstico hasta el final de los tratamientos y durante la etapa de supervivencia. Conforme atraviesan estas etapas, sus necesidades cambian. Por lo tanto, es importante adaptar el apoyo y la asistencia en consecuencia”, señala la psicooncóloga.
Incluso hay casos en los que se puede llevar a cabo una labor preventiva y aportar al enfermo herramientas emocionales que le ayuden a adaptarse a la nueva situación que está por venir. “Una de las herramientas más importante y útiles para reducir el miedo a la incertidumbre y tener una mayor percepción de control es la información. ¿Qué me espera? ¿Qué me va a pasar? ¿A qué me tengo que enfrentar? ¿Qué cosas me pueden ayudar? Conocer estas respuestas siempre empodera al paciente”, asegura la especialista.
Cambio de estrategia
Aunque, según González, este tipo de terapias no siempre son recomendables puesto que hay casos en los que abordar esta temática con premeditación prolonga el malestar del paciente. Cuando esto ocurre, deben plantearse abordajes terapéuticos diferentes. Por ejemplo, trabajar con objetivos y expectativas realistas, e implementar estrategias de autocuidado como una correcta alimentación, la realización de ejercicio y procurar un buen descanso.
Y también que la terapia se haga en combinación con los familiares directos del paciente, para que aprendan acompañar, a aceptar y a entender las dificultades por las que está pasando el enfermo, y para que no se invaliden sus emociones. En este sentido, la psicooncóloga recomienda evitar la sobreprotección y los mensajes lastimeros, que transmiten al paciente mensajes negativos. Por el contrario, anima a mantener siempre la disposición de ayudar, sin adelantarnos «para darle su espacio de autonomía».