Le hemos preguntado a nuestros especialistas cuales son las pruebas clínicas necesarias que podrían ayudar a prevenir un accidente cerebro-vascular.
Nuestros especialistas resaltan que las cifras de prevalencia en personas que sufren un ictus son similares a las cifras de prevalencia de un infarto de miocardio. Señalan que -en general- en un infarto de miocardio hay unas cuatro horas o más para actuar. Sin embargo, cuando se sufre un ictus, este tiempo disminuye a dos o tres horas porque las neuronas del cerebro se deterioran mucho más rápido que las células del corazón.
El Doctor Manuel Salvador, Coordinador del Comité Científico de nuestra Asociación, AEPA ATM, resalta que para prevenir un ictus es necesario realizar controles de forma anual. “Se debe realizar una ecografía de carótidas, otra cardiaca y, otra abdominal. Tres pruebas clínicas. Sin embargo, actualmente, estas pruebas diagnósticas y preventivas no se realizan en nuestro Sistema de Salud Público”, afirma el Doctor Salvador. Y, añade, “No basta con seguir una dieta Mediterránea, porque muchas personas que sufren un ictus siguen una dieta adecuada y estricta. Estamos cansados de ver casos de pacientes que tienen factores de riesgo evidentes. No tenemos estas tres pruebas clínicas preventivas implantadas en el protocolo para prevenir un ictus en nuestro Sistema de Salud Público. Socialmente dicen que basta con llevar una dieta sana y hacer deporte. No es suficiente con dieta y ejercicio”, señala el Doctor Salvador
¿Qué es un accidente vascular cerebral o ICTUS?
El ictus o accidente vascular cerebral es un proceso en el que una arteria del cerebro se ocluye o rompe. Como consecuencia, millones de neuronas se destruyen. El margen de tiempo que tienen los clínicos para actuar es es entre dos o tres horas. Las consecuencias de un ictus pueden ser devastadoras y, en algunos casos –a consecuencia de este accidente vascular cerebral- puede quedar algún tipo de minusvalía permanente. Antiguamente se denominaba ataque de apoplejía.
Determinar la correcta causa que provoca este ataque cerebral, es la primera dificultad con la que se encuentran los facultativos en urgencias.
Los familiares también pueden colaborar con los clínicos a la hora de determinar el origen de cada ictus. Por ejemplo, si un paciente está anti-coagulado es vital que la familia informe a los clínicos de urgencias porque este detalle ayudará a los clínicos a conocer el origen de ictus.
A continuación os explicamos –de la mano de nuestros clínicos- las posibles tres causas fundamentales que pueden provocar un accidente cerebrovascular ó ICTUS.
El origen de un ICTUS puede tener posibles causas:
1. EMBOLIA: Se trata de una oclusión de una de las arterias que irrigan el cerebro a causa de un coágulo que se ha originado en otra parte del cuerpo y que llega a la sangre. Estos coágulos se denominan émbolos. Por eso este tipo de ictus se llama embolia. A menudo estos émbolos proceden de las cavidades del corazón de las arterias carótidas del cuello o de la aorta.
2. TROMBOSIS: También puede ocurrir que se forme un trombo in situ. En estos casos el ictus se produce porque hay un coágulo que se ha formado en la misma arteria. A estos coágulos se les denomina trombos y se pueden forman en el interior de los vasos sanguíneos. Estos trombos se pueden desprender o quedarse fijos en el lugar donde se han formado. En este caso se forma un coágulo en el interior de los vasos sanguíneos.
En estos dos casos o tipos de ictus: la embolia y el trombo in situ, se ocluye una arteria y, por tanto, se corta el suministro de sangre a una parte del cerebro lo que produce una isquemia. Son los llamados infartos cerebrales. Ocurre igual en un infarto cardiaco, que se obstruye el paso de sangre en una arteria. Sin embargo, en los infartos de miocardio el cerebro queda intacto y, por tanto, su correcto tratamiento –si el paciente llega a tiempo- implica menos dificultad para los clínicos.
Por último, también se puede provocar un ictus porque haya una hemorragia masiva.
3. HEMORRAGIA CEREBRAL: En estos casos se produce un derrame de sangre masivo. En este tercer tipo ocurre que una arteria se rompe y la sangre inunda una parte del cerebro. En algunos de estos casos puede ocurrir que una arteria se puede romper al quedar obstruida por un trombo. De ahí la dificultad del correcto diagnóstico clínico. A estos casos se les denomina infarto cerebral hemorrágico.
El tratamiento adecuado para un tipo de ictus u otro es totalmente diferente. Sin embargo, los efectos de los tres tipos serán igualmente devastadores en las neuronas del cerebro. Los daños que sufra cada paciente a consecuencia de un ictus dependerán de la parte del cerebro que haya sido destruida en este ataque cerebral.
Departamento de Comunicación de la Asociación Española de Pacientes con Dolor Neuropático (AEPA ATM) con la colaboración del Doctor Manuel Salvador, Coordinador del equipo de especialistas clínicos de AEPA ATM.
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