El Instituto de Salud Carlos III, con la colaboración del Instituto Nacional de Estadística, comenzará la semana que viene el primer estudio epidemiológico de la infección por COVID-19.

Durante tres semanas se realizarán pruebas diagnósticas (un pequeño pinchazo en el dedo) a 60.000 españoles (en dos oleadas de 30.000) escogidos de forma aleatoria con un objetivo claro: conocer la verdadera dimensión de la epidemia en nuestro país y, de esta forma, poder orientar las medidas de salud pública más adecuadas por conseguir su control y organizar la eliminación paulatina de las actuales medidas de confinamiento (el denominado desescalamiento).

Se espera que este análisis proporcione estimaciones de prevalencia de infección presente o pasada –y el consiguiente estado inmunológico de la persona– con suficiente precisión y, además, permita disponer de información continua sobre la evolución de la epidemia aún en curso.

Para garantizar la representatividad a escala provincial, regional y nacional, la muestra incluirá a las 50 provincias españolas y a las dos ciudades autónomas, teniendo en cuenta el tamaño de los municipios, con un mínimo de 600 sujetos por cada provincia.

La cohorte estará formada a partir de una muestra de todos los habitantes de una misma vivienda. Se volverá a los hogares cada 21 días para medir de nuevo durante todo el tiempo que se considere necesario mantener la vigilancia.

Como España se encuentra todavía inmersa en una epidemia activa, el estudio debe tener en cuenta el hecho de que contar con anticuerpos frente a la enfermedad no es incompatible con la posibilidad de contagiar a otras personas.

En el caso de aquellos participantes que estén expuestos al virus se les informará de forma inmediata y se tomarán medidas para su protección y la de su entorno.

El personal necesario para la obtención de muestras será el mínimo posible y se asegurará en todo momento su protección.