Las personas mayores responden peor a las temperaturas extremas y, dado que tienen una menor sensación de sed y suelen olvidarse de beber, presentan un mayor riesgo de deshidratación. Una combinación que, a su vez, resulta en un mayor riesgo de sufrir un golpe de calor, riesgo que se incrementa aún más en aquellos con sobrepeso o enfermedades crónicas. Por ello, y ante la llegada de las altas temperaturas propias del verano, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha elaborado una serie de recomendaciones para prevenir los golpes de calor en la población mayor.
El organismo está preparado para mantener una temperatura constante en torno a los 36-37º C. El doctor José Antonio López Trigo, presidente de la SEGG, explica: «Cuando la temperatura externa es elevada, y aún más si la humedad del ambiente es alta o si se está realizando algún ejercicio o actividad física, se pueden sufrir agresiones térmicas que podrían derivar en situaciones de alto riesgo para la vida«.
Hipertermia
En la situaciones en las que el organismo rebasa los 41º C se produce una hipertermia, caracterizada por, entre otros síntomas, el dolor de cabeza, la sensación de boca seca y pastosa, náuseas, los vómitos, mareos y escalofríos, la piel seca y enrojecida, los calambres musculares en brazos, piernas o vientre, la desorientación, la pérdida de conciencia o la confusión y no sudoración ante las temperaturas altas.
Como apunta el doctor López Trigo, «si la temperatura exterior es muy alta y las pérdidas de líquidos no se reemplazan de forma adecuada, entramos en una situación de deshidratación, la tensión arterial desciende, aparece sensación de debilidad e incluso calambres musculares. Si esta situación no se corrige a tiempo y progresa, se pierde la capacidad de sudoración y la piel presenta un aspecto seco y enrojecido, la temperatura corporal asciende progresivamente hasta cifras que superan los 40 grados, entrando en hipertermia y, si este proceso continúa, se llega a una situación de shock en la que sucede un fallo de los distintos órganos, convulsiones y coma«.
Recomendaciones de la SEGG
Por todo ello, y con objetivo de evitar las hipertermias y sus complicaciones asociadas en la población mayor, la SEGG recomienda:
–Tomar muchos líquidos. La falta de sed es engañosa, por lo que se debe consumir agua, infusiones, zumos de frutas aunque no se tenga la sensación de sed; y evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
-Realizar comidas ligeras, evitando así las digestiones pesadas.
–Evitar la exposición al sol cuando las temperaturas son elevadas, sobre todo en las horas de mayor intensidad (12-16 horas) y con una humedad relativa alta (mayor del 60 por ciento).
–No realizar ejercicio ni deportes que aumenten el esfuerzo y la sudoración en momentos de calor.
-Mantener la casa fresca y ventilada.
-No permanecer en vehículos estacionados o cerrados.
–Evitar la ropa ajustada y elegir tejidos ligeros, como el algodón y de colores claros, preferentemente. Es recomendable, además, el uso de sombreros o gorras que protejan la cabeza del sol.
Además, y en aquellos casos en los que se produzca un golpe de calor, debe contactarse sin demora con los servicios de Urgencias. Y hasta su llegada, destaca el doctor López Trigo “tenemos que actuar como cuando una persona tiene 40º C de fiebre, es decir, intentaremos bajar la temperatura, y para ello podemos utilizar paños de agua fresca y aplicarlos en la frente, en la nuca o en los pulsos”.
Asimismo, también es recomendable actuar como en un caso de bajada de tensión. “La persona debe permanecer tumbada, con las piernas levantadas, y debe beber líquidos poco a poco, por ejemplo agua con un poco de sal y azúcar, o alguna bebida isotónica”, concluye la SEGG.