Más de 300 millones de personas en el mundo padecen ansiedad, así lo señalan los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud. Actualmente, la ansiedad es el problema de salud mental más frecuente registrado en las consultas de atención primaria y afecta a alrededor de un 6,7% de la población española.

ansiedad

Los síntomas físicos que se manifiestan dentro del trastorno de ansiedad pueden derivar desde el insomnio, los problemas gastrointestinales, taquicardias, nerviosismo e, incluso, la dificultad respiratoria. Sin embargo, su diagnóstico y abordaje aún continúa siendo complejo en atención primaria. Al difícil diagnóstico y abordaje de la ansiedad se le pueden sumar otros factores como el propio estigma que hay en torno a esta y que impide que los pacientes reporten directamente su sintomatología o hablen abiertamente de sus problemas.

Asimismo, el diagnóstico también puede complicarse debido a que los pacientes, en muchas ocasiones, no asocian sus síntomas con la ansiedad, lo que puede contribuir a que estos avancen y se produzca un retraso en el diagnóstico y, por tanto, en su tratamiento, en los casos en que sea necesario.

En este sentido, los médicos de atención primaria somos el primer contacto de los pacientes cuando acuden a consulta. Por tanto, somos los primeros en enfrentar los diversos retos que supone la variedad de sintomatología relacionada con la ansiedad que, en algunas ocasiones, se puede asociar también con la coexistencia de otras enfermedades. Además, este tipo de trastornos requieren de una evaluación exhaustiva y continuada, lo que dificulta aún más el abordaje en profundidad y personalizado.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que no todos los profesionales sanitarios de atención primaria cuentan con una formación específica sobre el manejo integral de la ansiedad y que, actualmente, hay una carencia de programas en los centros que enseñen a los pacientes técnicas de autocuidado como parte del tratamiento complementario de este trastorno. Por tanto, corre cierta urgencia establecer nuevas instrucciones y enfoques terapéuticos que mantengan en continua actualización a los profesionales sanitarios y, especialmente, al entorno de atención primaria.

A estas situaciones hay que añadirle la desconexión entre la atención primaria y los especialistas en salud mental. Cuando un médico de atención primaria deriva al paciente al especialista de segundo nivel, esto supone un gran desafío como tener que pasar por largas listas de espera o por la carencia de recursos que, en muchas Comunidades Autónomas, son insuficientes. Esto provoca que, en ocasiones, se priorice el tratamiento farmacológico frente a estrategias no farmacológicas como la psicoterapia que es lo indicado como primer escalón de tratamiento, o el uso de medicamentos a base de plantas para el tratamiento de los síntomas transitorios de la ansiedad como silexan, un aceite esencial de calidad farmacéutica extraído de las flores de Lavandula angustifolia.

Finalmente, estos pacientes requieren de un seguimiento continuado, fundamental para evitar que abandonen el tratamiento una vez que los síntomas mejoran. Todos estos retos aún continúan siendo un camino arduo y difícil de superar, ya que es necesario priorizar en un enfoque integral, colaborativo y centrado en el paciente para mejorar el manejo de la ansiedad en los pacientes en las consultas de atención primaria.